La razón no acepta fácilmente que un niño muera. Mucho menos el corazón. Esas muertes son especialmente dolorosas porque desestabilizan ambos elementos: la sensibilidad se siente golpeada y la racionalidad, cuestionada. No es lógico enterrar a un hijo sino al contrario.
Por eso el adiós a una concursante de televisión, la valenciana Iraila, conmueve tanto a los seguidores del programa como a los que no lo veían. Que el cáncer se lleve a un crío hace que nos rebelemos contra su ley inexorable. Ante casos así nos preguntamos si es mejor verlo, si la cadena de televisión en la que se emite el programa debe incluir las imágenes y la participación grabada de la niña. La palabra la tienen los padres, sin duda, pero el conocimiento público de estos casos, sin incluir el morbo, ayudan a conocer una realidad que golpea cotidianamente a muchas familias y que no debemos olvidar ni minimizar: los padres con hijos enfermos necesitan mucho. No se trata solo de inversión en investigación que es imprescindible, por supuesto, sino algo tan básico como ayuda para que ellos puedan estar con el niño. Organizar la casa, cuidar de los otros hijos si se tienen, mantener su trabajo al día, ser acompañados para evitar la desesperación y el agotamiento que estos tratamientos pueden producir en el cuidador, en una palabra, necesitan mucho más que lo que pueden darle las estructuras institucionales. Así, no me sorprende que los padres de Iraila hayan pedido a quienes quieran enviar flores que, en lugar de eso, el dinero que se hubieran gastado en las flores lo destinen a Aspanion, asociación que agrupa a los padres de niños con cáncer en la Comunidad Valenciana y que les ha ayudado constantemente en estos años.
Estos casos deben conocerse precisamente para que toda la sociedad se vuelque con ellos de tal forma que les hagan sentir la caricia que todos quisiéramos darles, nuestro abrazo y nuestro hombro para llorar cuando lo necesiten. Conocer a Iraila es un modo de poner cara a tantos y tantos que sufren, que viven o que no lo consiguen y así solidarizarnos con su causa y apoyar a sus familias como si fuera la nuestra.