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María José Pou

iPou 3.0

Cuerpo de portada

El discurso oficial apoya la lucha contra la anorexia, la bulimia y todos los trastornos que conducen a jóvenes y no tan jóvenes a la autodestrucción. Hay campañas contra todo tipo de adicciones. Hay reportajes, entrevistas o crónicas que nos hablan de cómo las personas nos dejamos arrastrar por ideas mitificadas de un ser humano que ni es humano ni es digno de mitificación. Una cosa es el deportista de élite y otra, el adicto al gimnasio. Una cosa es el gourmet y otra, el que no haría otra cosa más que comer y sufrir luego las consecuencias de su mala conciencia. Una cosa es cuidarse y otra vivir, atormentado por isoflavonas, calorías y radicales libres. En definitiva, sabemos cómo suena la canción pero no nos hemos aprendido la letra.

Junto a esas campañas que intentan concienciar, sobre todo, a los adolescentes acerca de la belleza que proporciona la salud y no determinados cánones, encontramos una revista masculina situando en portada a uno de los más famosos chefs españoles, Jordi Cruz. No lo hace por sus cualidades profesionales sino porque ha hecho un programa de mantenimiento y ha conseguido la llamada “tableta”, es decir, desarrollar los músculos que asemejan su tórax a las pastillas clásicas de chocolate. Del mismo modo, una revista femenina presenta en su primera página a la cantante Shakira, luciendo un tipazo estupendo tras el embarazo.

Es verdad que las referencias con las que se presentan ambas imágenes es el cuidado de la salud a base de dieta y ejercicio. Sin embargo, hay algo en ellas que sigue perturbando. La salud no es necesariamente el sometimiento a unas medidas determinadas sino a un estado físico y psíquico equilibrado. Se puede tener algo más o menos de 90-60-90 y estar perfectamente sano. Pero esos casos no pueblan las portadas. Imagino que Jordi Cruz tenia ya una magnífica salud antes de esa portada y lo mismo puede decirse de Shakira, incluso con algún kilo de más a las dos semanas de haber dado a luz. Pero ninguno de ellos protagonizó entonces una portada presumiendo de cuerpo sano. Lo hacen cuando además de sano se somete al canon. Ahí está el peligro.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.