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María José Pou

iPou 3.0

La santidad del aficionado

A menudo se pone al seguidor del Atlético de Madrid como ejemplo de sufridor constante y al del Betis, como el fiel que nunca abandona a su equipo por mal que vayan las cosas; es del Betis “manque pierda”, suelen decir. Pero eso era antes de que el Valencia se viera como se ve. Por si no tenía bastante con ofertas, compras, fugas de inversores, repartos de tarta antes siquiera de que salgan del horno y un estadio paralizado, se desayuna ahora con una historia novelesca de un presunto secuestro, presunta operación mafiosa y presunta contratación de sicarios. Todo referido a presuntos aficionados. Digo “presuntos” porque me cuesta pensar que no lo sean pero tengo serias dudas al respecto. Quiero creer que el valencianista es como una fallera. De entrega incondicional. Lo dudoso es si Soler y Soriano lo son.

El valencianista de verdad da su vida por el club y más de una vez habrá dicho eso de “si yo presidiera el Valencia…”. Posiblemente nada le haría más feliz. Salvo ver ganar los mayores trofeos siendo presidente. Ocurre lo mismo con las falleras. ¿Qué fallera no ha soñado con ser Fallera Mayor de Valencia? Imagino que ninguna. Todas quisieran serlo porque es la aspiración más alta que puede tener una mujer que ame la Fiesta. No entiendo, pues, a una Fallera Mayor que no se sacrifique por sus Fallas del alma ni a un Presidente del Valencia C.F., que no lo haga por su club. Sin embargo, eso, que parece obvio, no lo es el mundo del fútbol. Y de ahí vienen estos lodos y estos sufrimientos. Los valencianistas están haciendo un camino de santidad desde hace años. El del martirio. No ganan para sustos. A este paso van a necesitar que les regalen un desfibrilador, un descuento en un spa antiestrés o un chequeo médico con el abono anual. Su pobre corazoncito no es capaz de soportar más presión. Todo, menos ver simplemente a un buen gestor, amante sincero de los colores, al frente del club. Empresarios, políticos y otras hierbas se reparten sus tesoros o sus despojos queriendo sacar beneficio. Sea riqueza o poder. Ellos quieren su cuerpo. Y, mientras, sus fieles sostienen su alma. Ganándose el cielo.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.