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María José Pou

iPou 3.0

En “stand by”

No hay día que no tenga en mis pensamientos a los que decidieron levantar las aceras en Russafa, aunque supongo que los comerciantes del barrio los llevan en medio del alma o quizás en la funda de su colt 45, ahora que ven cómo se quedan a medias. Valencia se ha convertido en una ciudad en “stand by”. Como si la hubieran apagado cautelarmente a la espera de seguir en funcionamiento. Valencia es hoy por hoy una pantalla de ordenador suspendida para no gastar electricidad.

En mi caso, peleo todos los días con un trazado que no comprendo. Si el dibujo urbano de la Valencia romana recuerda la centralidad del foro y el paso de la vía Augusta y el de la Valencia medieval, el crecimiento y los cambios sociales del momento, el trazado actual sigue siendo para mí un total misterio.

Desconozco las virtudes del proyecto reformador de quienes han diseñado las nuevas aceras de Russafa, pero me pregunto si lo hicieron siguiendo pautas de expertos, obedeciendo conjunciones astrales o poniendo a un ratón cojo en su sexto gin-tonic a intentar caminar derecho, es decir, haciendo eses en los puntos más inverosímiles. La cuestión es que no encuentro explicación lógica para casi ningún cambio. Por ejemplo, los pasos de cebra. Los han colocado en el punto más alejado del lugar por donde cruzamos los peatones. Si caminamos en línea recta, cuando llegamos a la esquina y hemos de cruzar, prácticamente, hemos de adentrarnos hasta la mitad de la calle que queda a derecha o izquierda para encontrar el semáforo. Esa incomodidad natural hace que la mayoría de peatones crucen por su paso natural, esto es, la parte más estrecha y más cercana a la línea recta. Del mismo modo la ampliación de las curvas ralentiza el tráfico y lo entorpece aún más, pues donde antes el chaflán permitía a un coche girar a la izquierda y a otro, seguir recto, ahora solo deja la segunda opción que se complica también con los pasos de peatones pegados a la zona de giro. En definitiva, no sé si alegrarme de que las obras se paralicen o de lo contrario. Malo es si Valencia sigue patas arriba pero peor si con las patas en el suelo no puede avanzar.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.