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María José Pou

iPou 3.0

Paro rojo y azul

Al principio, alivia. Saber que, por una vez, la Comunidad Valenciana no encabeza ningún ranking nefasto, relaja un poco. Por delante de ella en cifras de paro, hay varias regiones españolas y del resto de Europa: Andalucía, Ceuta, Melilla, Canarias y Extremadura, en lo más alto, y Macedonia, Castilla La Mancha, Murcia y la francesa Reunión, completando el top ten.

La Valenciana no está, pues, entre las peores (con un paro del 30%) pero sí entre aquellas que tienen una tasa superior al 21,5%. En definitiva, no estamos para celebraciones por mucho que el día de hoy no sea el más adecuado para decirlo, justo cuando Valencia es el ombligo del mundo futbolístico de media España y parte del extranjero, que diría Artur Mas.

Ante estas cifras, lo más probable es la lucha partidista. Que si los gobiernos que confiaron en el “ladrillo” están pagando ahora la factura; que si los más afectados son comunidades que han “padecido” durante décadas a los socialistas; que si demuestra la necesidad de que haya una redistribución entre las distintas comunidades o que estas cifras tienen correlación con los problemas de financiación.

Para el ciudadano todo eso suena a guerra particular que no resuelve la situación. Resulta preocupante que estemos hablando de Canarias o Murcia. En ellas no están presentes los problemas endémicos del campo andaluz o extremeño, ni hay señoritos de la capital que requieran la intervención de un sindicalista en el supermercado. Tampoco en Macedonia hay problemas de financiación autonómica ni en Reunión, redes Gürteles llevándoselo crudo. En definitiva, es difícil afirmar que es solo responsabilidad de un partido o una zona infestada de vagos y maleantes. La realidad es mucho más compleja. La única certeza es que la mayoría de regiones son españolas. Ni rojas ni azules. Españolas. Eso significa que algo está fallando en nuestro país y no es una política específica ni una reforma concreta de un gobernante determinado. O asumimos el fracaso en la creación de empleo y sus causas o seguiremos viendo a sindicatos y gobernantes reprochándoselo. Y mientras, el ciudadano, sufriéndolo.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.