>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Intuición de voto

Entre la razón y la intuición, Alberto Fabra hace caso de la segunda. Es cuestión de “olfato” más que de datos, dijo al conocer la encuesta que recorta la distancia del PSPV, y aunque algunos nos sintamos más seguros con los datos, hay que admitir que las encuestas de intención de voto son lo más inexacto del mundo.

Ahora bien, es mejor un dato equivocado que una intuición errada. La razón es que el dato, incluso en su error, aporta información. Si es acertada, porque dice la verdad; si no lo es, porque la desviación habla de algo que está presente en la sociedad, como el miedo o la vergüenza a reconocer una opción política. Ese fenómeno podría darse, de hecho, en relación al PP de la Comunidad Valenciana. Para algunos ciudadanos, quizás, reconocer que sigue pareciéndoles la opción más válida puede ser un problema en su círculo de amistades. Si el discurso imperante lo considera el mal mayor que ha sufrido la Comunidad, es lógico que se imponga el silencio con tal de no ser señalado con el dedo, tal y como apuntaba la politóloga Noelle-Neumann cuando hablaba de una “espiral de silencio” en esas circunstancias. La reserva es lo que puede distorsionar los resultados de los sondeos pues uno se declara indeciso para no revelar que piensa votar al partido socialmente demonizado.

Sin embargo, aun con todo, creo que la intuición falla en un punto. Considera Fabra que los ciudadanos, capaces de salir de vacaciones y por tanto en mejor situación económica, vamos a relacionar la mejoría con la política del PP. La vinculación de causa-efecto es muy arriesgada en estos casos. Ni me convence que los ciudadanos estemos percibiendo un desahogo económico ni, mucho menos, que demos las gracias al PP. Del mismo modo que los ciudadanos no notamos la crisis en el momento en que se producía en términos globales, tardamos en percibir su salida, aunque el Banco de España diga que nuestra economía creció un 0’4% en el primer trimestre. Tal vez el incremento del consumo no responde a una mejora de las economías domésticas sino a un sacrificio de las empresas, dispuestas a ofertas impensables con tal de vender.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.