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María José Pou

iPou 3.0

Caridad nacional

Nunca pensé que me sentiría tan revolucionaria, alternativa, antigubernamental y “perroflauta” que dando dinero a Caritas. Sin embargo, es uno de los logros del ministro Montoro, bastante apagado últimamente en la opinión pública, gracias a Dios. Nunca mejor dicho.

Por eso, leer los informes de Caritas, escuchar las declaraciones de sus responsables y apoyar su gestión me produce la sensación de ser más oposición que convocando manifestaciones sindicales del 1 de mayo. Me siento más cercana a la organización católica que a los sindicatos y no solo por sus fundamentos ideológicos sino porque los miembros de Caritas pelean por gente que no tiene que votarlos ni garantizarles ayudas para su propia subsistencia ni mucho menos pagar cuotas con las que mantener una estructura desbordada y suprimible. Digo la estructura, no las organizaciones que defienden los intereses de trabajadores y de quienes quieren trabajar.

Hace mucho que me cuesta ver en los sindicatos esa finalidad. En cambio, en Caritas cada vez veo más una causa justa, necesaria y alejadísima de la visión intencionalmente distorsionada de la caridad, tal y como algunos han pretendido.

Por eso me preocupa que cada vez que se hace público algún informe, como el que conocimos ayer, se insista en que ha cambiado el perfil del demandante de ayuda. No me inquieta que cambie sino que insistamos en ello. Dicen que cada vez se incrementa más la presencia de españoles en las colas. El detalle nos hace entender la dimensión de la crisis, el riesgo de creer que queda lejos de nosotros y la tendencia a vincular pobreza y extranjería. Sin embargo, me preocupa que con ese dato estemos acentuando la necesidad de ayudar a los nacionales de forma prioritaria, como si, de esa forma, viéramos más justificado contribuir a la tarea de estas organizaciones. Sé que ellas no pretenden eso y que quizás es una explicación muy retorcida pero, cuando después vemos iniciativas como la del reparto solo para nacionales en Orriols, debemos preguntarnos si la forma de presentar la crisis ha tenido algo que ver en la aceptación de algo así por parte de mucha gente.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.