Está tan viciado el debate sobre la educación que nos dedicamos a buscar culpables en lugar de analizar causas. Para unos, son los políticos que dedican pocos recursos; para otros, los educadores, que no están preparados y para la mayoría, las leyes mutantes que han cambiado de rumbo en cada legislatura.
El intento por utilizar la educación como arma arrojadiza contra “los otros” hace que, contentos con una explicación plana y simple, nos regodeemos en el error pues eso mina la credibilidad del contrario. Mientras tanto, las cifras de fracaso escolar en la Comunidad Valenciana dan pavor.
No es alarmismo pero saber que la tercera parte de las chicas y casi la mitad de los chicos no terminan ni siquiera la ESO debería hacernos ver con lupa la realidad. Eso implica, sobre todo, realismo. Ni acusaciones ni propaganda. Si en el ámbito nacional no son capaces de lograr un pacto por la educación, como está necesitando este país desde hace décadas, deberíamos conseguirlo en el contexto autonómico. De no hacerlo, quienes pierden no son los contrarios sino las generaciones presentes y futuras.
La noción de “fracaso escolar” es molesta. ¿Es un fracasado el creativo que no termina sus estudios pero triunfa en los negocios? No lo diríamos. Personalmente, atribuyo la expresión “fracaso escolar” al sistema, no al alumno. Fracasamos todos si no conseguimos que un chaval adquiera los conocimientos mínimos para desenvolverse en la vida. Si es un inculto, si no sabe escribir, si no tiene unas mínimas nociones de ciencia o de literatura. Hemos fracasado porque hemos sino incapaces de transmitir la cultura, sea por medios formales o informales. Fracasar es no lograr que la persona sea consciente de sus capacidades y saque el mayor rendimiento posible a su talento o que se sienta de por vida un enano intelectual frente a los demás, aunque sea un tiburón adinerado. Cuando uno de esos chavales no termina la ESO no está perdiendo únicamente el papel que lo acredite sino una puerta que se abre a una escalera. La subirá o no, pero debemos asegurarnos de que la conozca y decida conscientemente si quiere llegar arriba.