Creíamos que el inicio de campaña era anoche pero en Les Corts Valencianes decidieron empezarla por la mañana, como los programas de televisión que compiten con otros en la misma franja horaria y empiezan cinco minutos antes para robar audiencia. Lo justo sería decir que Les Corts son el “Sálvame” de las instituciones valencianas, con su non-stop de espectáculo, reproches y ofendidos que se marchan o se quedan en su escaño. Siempre en campaña. Siempre de gresca. Siempre haciéndonos sentir cansancio, aburrimiento y dudas sobre su existencia.
Lo cierto es que no sorprende. Como tampoco sorprenden los trucos que emplean esos programas de permanente show: los cebos para que esperemos hasta el final; los anuncios engañosos que magnifican una noticia o las grandes exclusivas que los convierten en comidilla de todos los aficionados. También en Les Corts hay eso. Palabras grandilocuentes, acusaciones cruzadas, epítetos gruesos, bancadas gritonas que jalean al propio y abuchean al contrario. Y sobre todo, imagen; ese momento que pasará a los resúmenes de “vídeos de primera”. Son la versión política de los graciosos que intentan la pirueta en la bici y acaban pegándose un tortazo contra el suelo. Los has visto mil veces pero con algunos esbozas una sonrisa.
En el caso de la Cámara valenciana lo más que arrancan es una mueca. Los unos, por ver el nuevo “sketch” que preparan los de siempre. Los otros, por lo que consideran autoritarismo de quien tiene el poder. En definitiva, escenas de matrimonio que convierten una discusión sobre el punto adecuado de cocción de las judías verdes en “casus belli”, tras el cual alguien duerme en el sofá.
No sé quién provocó a quién pero me da la sensación de que las bilis respectivas se retroalimentan a cada pequeño gesto. Si de verdad insultan los del PP, ese comportamiento debe ser erradicado. Salvo que se quiera provocar el victimismo, tan rentable políticamente. O salvo que el insulto busque desacreditar no de forma directa sino indirecta, haciendo saltar a quien salta enseguida. En cualquier caso, como cantaba Queen, “Show must go on”, el show debe continuar.