>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

El censo catalán

Me tranquiliza saber que Artur Mas va a tomar el censo de población como referencia para su consulta. Eso significa que, con suerte, se aproximará a la realidad de una masa electoral que, al menos, vive en Cataluña. Es mejor que coger la lista de socios del Club de Defensores de la Cerceta Pardilla o del Tiro de Pichón en la Sierra de Gredos.

Tampoco me quita el sueño. Si la consulta es ilegal y la ley para darle cobertura legal, también, poco importa que la lista de votantes sea cierta.

Mi preocupación por la cuestión es proporcional a la estupefacción que me produjo ayer la visita a una universidad catalana. En la puerta había una mesa con folletos, la estelada y una urna de cristal. Como yo iba buscando el lugar de una conferencia, me acerqué a preguntar: “per favor, jo volia…” y antes de que acabara la frase, una chica sonriente me dijo “¿vols signar?”. Solo acerté a decir: “¿puc?”. Pues, sí. Podía. Vieron mi DNI, leyeron que me llamaba Pou y dieron por hecho que era catalana de siete generaciones. La prueba es que solo me preguntaron: “¿Ara vius a València?”. Sí. Ahora. Y siempre, carinyet. No le importó lo más mínimo.

El papel que pedía el referendum daba una segunda opción si no salía éste. Proponía a las autoridades que, en el caso de no celebrarse la consulta, ese papel firmado y depositado en urna constara, a todos los efectos, como mi voluntad de un estado independiente. Aún no he salido de mi asombro. Nadie me preguntó si yo era catalana o no lo era. Tampoco si quería firmar en contra. Simplemente les valía cualquier firma. Cualquiera. Es lo que hace poner la ideología por encima de la realidad.

Es la dinámica de Artur Mas. El referendum tiene que salir. Cueste lo que cueste. Aunque se sacrifique la verdad. Que voten inmigrantes, menores, cupletistas y mascotas de pelo corto. El censo es la punta de un iceberg de distorsión preocupante. Los informativos estos días abrían con lo que Cataluña paga y España no devuelve. Una y otra vez el España nos debe, España nos roba. Por momentos me parecía estar en el Belgrado de los 90. Y lo sentí. Sobre todo por los catalanes de bien.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


junio 2014
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30