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María José Pou

iPou 3.0

Septiembre en julio

La ventaja de un profesor es que nadie tiene que decirle cómo se siente un alumno. Lo sabe por experiencia propia. Es cierto que algunos se comportan como si jamás hubieran sufrido el estrés de los exámenes, la angustia de un suspenso o la incertidumbre ante un curso nuevo. Esos son quienes creen que, ante el alumnado, deben olvidar su etapa estudiantil para tener más autoridad cuando, precisamente, es conveniente todo lo contrario. ¿Quién puede negarle a un profesor el respeto cuando sabe distinguir entre quien se esfuerza y no llega y el caradura que no hace nada pero lloriquea lo suficiente?

Por eso, quizás, cuando algunos amigos con hijos ven cómo se adelantan los exámenes de septiembre este año y me preguntan si es mejor, apelo a mi experiencia como alumna más que como profesora.

¿Qué sentido tenía septiembre en el colegio? Remontar en tres meses el estropicio de nueve. Parece lógico, aunque era una forma de estropear el verano. Era la justa consecuencia de quien no se había esforzado y tenía que conseguir el mismo resultado en la tercera parte del tiempo. Al final, mala solución. Se perdía el verano y también la oportunidad. Solo los muy disciplinados, que estudiaban desde finales de junio, lo lograban. La mayoría pasaba un verano indolente pero pendiente de la espada de Damocles. Tortura doble.

Adelantar exámenes a julio consigue poco, a excepción de aquellos que tienen un tropiezo en junio o que dosifican sus fuerzas entre ambas ocasiones. Es decir, en realidad el adelanto a julio se convierte en segunda convocatoria del mismo examen a pocos días de haber suspendido el anterior lo que invita a confiarse cuando “nos pilla el toro” en junio.

Como estudiante, tuve ocasión, además, de probar lo más duro: unos estudios en los que había una única convocatoria por matrícula. Si suspendía, debía volver a pagar y examinarme en el curso siguiente. Terrible pero eficaz. No me traumatizó. ¿Es mejor julio o septiembre? Ninguno, pero puestos a elegir, mejor que los chavales se esfuercen cuando toca y disfruten cuando deben. Y en septiembre, a empezar el curso nuevo sin rémoras de los anteriores.

Temas

educación

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


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