>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

La factura

Hay un pueblo. En él hay una factura. Y, sobre ella, hay órdenes de no hablar en la prensa. Por eso lo comento, porque, si no se puede, se debe. Sobre todo, cuando se trata de una administración pública. Y hasta aquí puedo leer. Por un momento reconozco que me siento como Gila cuando explicaba su forma de arrancar una confesión a un asesino: pasar cerca y decir “alguien ha matado a alguien”, “alguien es un asesino” hasta que el tipo no podía más y lo reconocía. Esto es mucho menos. Ni hay sangre ni se trata de encontrar a un maleante. Simplemente, hay quien considera que hay profesionales que no deberíamos hacer lo que hacemos. No entraré en más detalles para no verme perseguida por quien tiene potestad para ello y autoridad para enviar a otros a lograr que me calle. No puedo especificar más de qué se trata porque dicen, quienes firman la orden, que la prensa tiene prohibido comentarlo. Sin embargo, aquí estamos, parloteando del particular sin que la doña pueda precintar mi ordenador. Es la ventaja de trabajar con un material tan dúctil como la palabra que lo mismo te sirve para decir que una señora se equivoca como para explicar que tiene miga la cosa. Y todo ello sin entrar en más profundidades para sortear en lo posible la censura previa que me quisieran imponer.

Reconozco que estas cosas me gustan. ¿Escribir?¿Jugar con las palabras? ¿Decir sin decir? Todo eso y algo más: tomar el pelo con el verbo a quien cree que puede encerrarlo. Como en otro célebre monólogo, esta vez en verso, que terminaba con un contundente “y al finalizar, os hiero”. No pretendo tanto. Solo poner en evidencia una decisión más antigua que los restos de Atapuerca: callar al plumilla que desvela trapos y trapicheos. La censura está más fosilizada que un trilobites de primera generación pero hay quien cree que puede resucitarla conociendo su ADN. Quizás podrán impedir que hablemos del meollo de la cuestión pero no de que nos prohíben hablar de algo. Y eso ya es suficiente motivo para el lector se escame, el tema se escampe y la censura quede en agua de borrajas. Enhorabuena, señoría. (¡Vaya por Dios, se me escapó!).

Temas

justicia

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.