“Supersónica”. La crítica de Artur Mas y del corifeo que suele repetir sus argumentos como un mantra a su alrededor -no sea que se eche para atrás- fue que se reunieron con demasiada rapidez. Que los magistrados del Tribunal Constitucional, contra su costumbre de tomarse todo con mucha calma, acudieron a su cita con “velocidad supersónica” para decir que el camino de Mas está fuera de la Constitución. Esa crítica del detalle pueril, da la medida de la pobreza de argumentos que puede esgrimir el President y que demostró tener, acto seguido, el diputado de ERC Alfred Bosch cuando habló de un “tribunal politizado” refiriéndose al Constitucional. Que decidieran con rapidez o que “coincidieran” con el gobierno en este punto no les desacredita. Demuestra lo que es evidente para todos menos para los independentistas: que mientras esté vigente la Constitución del 78, toda su performance del 9N es ilegal. Si llegaron a esa conclusión sin demora fue porque está mucho más claro que medir los límites constitucionales del aborto, de las leyes educativas o de Sortu. Incluso más claro que resolver sobre el proyecto de Estatut de Catalunya. Entonces tardaron más y no por eso los mismos de ahora negaron autoridad al Tribunal. Como tampoco lo hacen cuando el propio Bosch se sienta en el Congreso de los Diputados, creado a instancias de la Constitución que niega, o cobra por hacerlo. En concreto, como diputado, como portavoz de la Comisión Constitucional (¡terrible ojo clínico!) y por circunscripción distinta a Madrid. En total, unos 75.000 euros brutos al año.
Pero de poco sirve mostrar las incoherencias. La negación es por principio, así que los argumentos son escogidos para la ocasión y no tienen nada que ver con las resoluciones concretas. La crítica de Alfred Bosch es mucho más interesante porque contrapone capciosamente al Constitucional con el mandato de la sociedad catalana. No sé si esta generación de políticos catalanes son iletrados por lo que se refiere a la teoría política o simplemente se creen más listos que ella porque tienen el poder. El Constitucional tiene autoridad, aun con todos sus errores y limitaciones, porque se la hemos concedido. De hecho, la Constitución nos rige porque lo hemos querido. Incluso en Cataluña. Lo que está ninguneando Bosch es la voluntad de los españoles, que estamos a diez minutos de hartarnos definitivamente de tanto desprecio. En nombre de la voluntad soberana de Cataluña, niega la española. En nombre del “contrato social” entre los ciudadanos de Cataluña y sus dirigentes, rompe el existente entre los españoles y sus representantes. No niego que exista todo eso pero si vulneran lo mismo que dicen defender para Cataluña en el contexto de España, poco valor tendrá en el futuro lo que consigan. ¿Cómo frenar a quien quiera hacer lo mismo con “su país” dentro de unos años?