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María José Pou

iPou 3.0

La violencia de ellas

Animados por el éxito de la cuenta de la Policía Nacional en Twitter, otros cuerpos de Seguridad e instituciones se han decidido a reproducir su estilo informal, directo y provocador. Sin embargo, el resultado es muy desigual; a veces, similar pero otras, un sonoro fracaso. Es el caso de uno de los últimos tuits de la Guardia Civil en esta red social. Por lo general, la Benemérita es bastante prudente, clara y nada polémica en su presencia en la Red. Suele dar consejos de tráfico, de cuidado de personas, mascotas o bienes; ejemplos de entrega y abnegación o avisos sobre personas desaparecidas, alertas meteorológicas e intentos de estafas. Seguirla resulta interesante para tener una voz confirmada y oficial sobre peligros reales y aclaración de los inventados con malas intenciones. Es la continuación de la admirable labor que hace de prevención y ayuda en el entorno real también en el virtual.

Por eso resulta triste lo sucedido hace un par de días con un tuit tan inconveniente, que tuvo que ser retirado al poco tiempo. En él, la Guardia Civil reflejaba la repulsa social que produce hoy la violencia contra las mujeres. Lo hacía con un cartel institucional que no puede ser más oportuno pues sobre la cara de un hombre se lee lo siguiente: “Cuando maltratas a una mujer, dejas de ser un hombre”. Pocos mensajes son más claros para quien se cree muy hombre pegando a una mujer. El problema es que el tuit no quedaba ahí. Como en otras ocasiones, el autor intentó hacer ver que toda forma de maltrato es denunciable. Para subrayar ese empeño por animar a todos y todas a denunciar, decidió publicar un montaje hecho a partir de la foto ya mencionada. En ésta última, el hombre había sido sustituido por una mujer y el texto decía: “Cuando maltratas a un hombre, dejas de ser una mujer”. A priori, no parece descabellado recordar que también hay maltrato hacia la pareja por parte de las mujeres, pero el error de publicar eso estaba en otro lugar. Las críticas de las feministas han sido replicadas por quienes creen que es equiparable un caso y otro. Es cierto que toda violencia es condenable pero no se trata solo de diferenciar ambas situaciones por el número de casos que hay en cada una. Sin duda, hay más mujeres que hombres afectados, pero ése no es el problema. El mensaje del montaje (hecho, por cierto, por grupos antifeministas) no encaja bien con la realidad. La mujer que maltrata no lo hace porque se considere superior. Sus razones son igualmente condenables pero tiene un origen diferente. El maltrato contra la mujer tiene un sustrato de desprecio que debe atajarse de raíz. Eso es lo que hace inconveniente la comparación. No que no sea despreciable la mujer que maltrata al hombre sino que los hombres no se enfrentan a esa minusvalorización que todavía hoy sostiene la discriminación y la violencia en la pareja.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


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