>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

El baile de egos

Una de las razones del éxito del PP en España ha sido la capacidad de la derecha para ser un partido único. Casi único. Posiblemente fue el mejor servicio que en su momento le hizo Fraga al contribuir a la creación de Alianza Popular y fundar, más tarde, el actual Partido Popular. Bajo ese nombre consiguió aglutinar a tirios y troyanos, no sin dificultades pero con la convicción de que solo esa unión de fuerzas podía dar la victoria a una derecha lastrada por la historia reciente y frente a una izquierda en progresión que acababa de salir de las tinieblas.

Es cierto que durante estos años, y sobre todo en los últimos, las fricciones entre “familias” han mostrado la fragilidad de una compactación tan fuerte. Así hemos visto la salida de Jorge Vestrynge, Juan Ramón Calero, Pimentel, Álvarez-Cascos o Vidal-Quadras, unos para fundar otros partidos y otros, por apartarse del suyo. En otros casos, no han llegado a irse pero han tensado la cuerda mostrando su poder interno y poniendo a prueba el del líder, como Esperanza Aguirre o Jaime Mayor Oreja. Todos esos episodios, sin embargo, no han tocado la línea de flotación de un partido que reducía a curiosidades pintorescas la existencia de otras fuerzas pequeñas situadas generalmente a su derecha. Hasta ahora. En el momento actual, con tanta fragmentación y el desgaste producido por la crisis y los casos de corrupción, estamos viendo cómo esa capacidad de fagocitar toda iniciativa conservadora se ha diluido. Así se explica el nacimiento de Vox o el éxito de Ciudadanos. Pero, aun con todo, estamos hablando del final de un ciclo desarrollado en un largo periodo de casi un cuarto de siglo desde la refundación de AP en PP.

Frente a eso, la izquierda llegó del exilio fracturada y no ha sido capaz de reunirse salvo en algunas coaliciones demasiado inestables en ocasiones. No sé si es por efecto de la pureza ideológica de algunos, que les impide aceptar al otro aunque no comulgue al 100% con sus ideas, por el enfrentamiento personal, por la necesidad de reconocimiento individual o colectivo o por simple miedo a desaparecer en el magma de una gran fuerza política. La cuestión es que si España hubiera tenido un partido de izquierdas equivalente al PP en la derecha, posiblemente ésta lo hubiera tenido muy difícil para gobernar y para permanecer tantos años en el poder en algunos lugares. Podría decirse que lo intentó el PSOE pero nunca tuvo la disposición de acoger bajo sus alas a los “hermanos separados” como hizo el PP con los liberales, democratacristianos o regionalistas. Ahora se ven en la tesitura de forzar esa unión de la que han huido durante décadas y no les sale. Es normal. Todo cuesta si no hay costumbre ni una figura de autoridad –como lo fue Fraga en la derecha- que invite/imponga una única opción con la que conquistar, más que nunca, los cielos.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


mayo 2015
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031