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María José Pou

iPou 3.0

Resetear

Hay un gesto de los perros muy frecuente que sin embargo se interpreta mal porque no se conoce su sentido. Es el que hacen cuando salen del agua. Se sacuden en espiral. Todo el cuerpo gira y consiguen así “centrifugarse” de forma eficaz. Es cierto que lo hacen para eliminar la humedad cuando se han mojado, pero también lo podemos ver en seco. Dicen los etólogos que tiene que ver con el estrés. Ante algo estresante, “resetean”, se relajan, dejan atrás lo que han experimentado y se sumergen renovados en la nueva situación. Por ejemplo, Whisky, que es un “broncas”, lo hace después de encontrarse con algún macho por la calle y chulearle de acera a acera. Terminado el rifirrafe, “resetea” y continúa su camino. Es una de las cosas que deberíamos aprender de nuestros compañeros caninos, un modo inteligente de relajarse y olvidar la tensión pasada.

En la Comunidad Valenciana estamos casi todos al borde del centrifugado como hace Whisky al volver del paseo. Ya sea por lo vivido en estos años o en los últimos meses, ya sea por la perspectiva de lo que vendrá o por afrontar el estrés futuro, un ejercicio de relajación que nos invite a “resetear” no estaría de más. Ciertamente no resulta fácil cuando la bola de cristal inverso, como es la Justicia -que nos muestra lo que fuimos y no lo que seremos- sigue su curso e insiste, por tanto, en ejercer de espíritu de las Navidades pasadas. Así, vemos a través del cristal, que algo sucedió con Fitur; que también pasaron cosas en el IVAM o que Cooperación fue de todo menos ayuda desinteresada al desfavorecido. El contraste entre esa realidad y los fuegos artificiales previo pacto de estas últimas horas, rebaja la felicidad de algunos o la simple esperanza de mejora de muchos. Mientras la tensión acumulada nos siga atenazando la nuca será complicado mirar hacia delante sin preocupación. Y, para algunos, sin ira. Sin embargo, es el peor pronóstico que podemos tener. El pacto, el diálogo y la apertura de posibilidades, escenarios y mentalidades de los que algunos presumen no pueden basarse en la venganza. Ni siquiera aunque existan motivos para ello. En la terminología “in” del momento, “així no es fa país”. Quien presume de dialogante no puede negarse a hablar con todos, incluso con los que considera intolerantes. Y no porque en términos políticos le pueda perjudicar sino por el efecto ejemplarizante del que tanto se habla para algunas cosas y se olvida en otras. La nueva política valenciana que parece nacer ahora no puede crecer alentando el estilo de “vendetta”. Ni por estrategia ni, sobre todo, porque favorece un caldo de cultivo para la misma intolerancia que se critica. Si “reseteamos”, como hacen los perros sabiamente, es para eliminar el estrés, relajarnos y disfrutar de lo que venga por delante. De lo contrario, la tensión social acabará por pasar factura.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


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