>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Los Gasol de la Ciencia

Cada vez que una voz pública, como ayer la del rey, reclama que se proteja y potencie la ciencia en España, tendemos a pensar en las autoridades y las empresas de quienes depende la inversión; en las universidades, que acogen las iniciativas, o en los propios científicos que se sacrifican por llevar adelante los proyectos a pesar de las muchas dificultades. Sin embargo, el rey se refirió también a la sociedad en su conjunto, algo que suele quedar en el olvido cuando se relega al final de la enumeración de implicados.

Es cierto que la existencia de una ciencia fuerte depende de la apuesta decidida por ella en lo que el rey llamó “la suma de voluntades en la que han participado organismos públicos de investigación, universidades, empresas y administraciones públicas”. A todos ellos corresponde impulsarla y canalizar los esfuerzos de cualquier tipo para que se materialicen en avances concretos. Sin embargo, la inversión, sin capital humano, no produce nada. La clave de todos los que ayer vieron reconocidos sus desvelos y su dedicación con un premio Jaume I es la convicción de que es necesario avanzar, de que sin investigación, desarrollo e innovación nos encaminamos al fracaso. Ese “mantra” no se improvisa ni aparece de repente en la vida de nadie. Un “ni-ni” no llega por sí mismo a esa conclusión tumbado en su sofá chateando con los amigos. A ese punto se llega porque se ha visto en casa a un emprendedor esforzado, que hace mil horas con tal de sacar adelante su negocio. Porque se ha tenido, cada tarde, al padre, la madre o el hermano mayor acompañándole para hacer los deberes, para estudiar, para ser alguien de provecho o para acostumbrarlo a leer o a ser curioso. Porque se ha dado más importancia a la formación que a la marca de botas de fútbol o al dibujo snob de la mochila escolar. El científico o el innovador se hace desde pequeñito, en un caldo de cultivo que le obliga a empaparse de interés por saber, por crecer y por aportar algo que mejore el mundo que le rodea.

Eso depende de las familias pero también del conjunto de la sociedad que exija mayores estándares en la educación, sea pública o privada, en la innovación de las empresas y en la valoración social de los científicos o de los creativos. El rey pidió acciones que generen “más vocaciones científicas y un mayor espíritu emprendedor entre nuestros jóvenes”. Explicar, divulgar y hacer atractiva la ciencia es necesario pero no suficiente. El mejor entorno para que eso ocurra requiere dejar de considerar la incultura científica como algo normal –cosas de cuatro chalados- y no como lo que es: propio de países retrasados. Esa es la mejor Champions en la que podemos estar, más que la de la economía o la del futbol. Es posible tener un Nadal, un par de Gasol y muchos Iniesta en Ciencia. Solo hay que empezar a mimarlos tanto como a ellos.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


octubre 2015
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031