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María José Pou

iPou 3.0

Un trío para Berlusconi

Un trío. Berlusconi se va a montar un trío. Pero su encuentro con tres mujeres no tendrá nada del ‘bunga-bunga’ que al parecer tanto le gusta sino todo lo contrario. Será ante un tribunal y para juzgar el ‘Rubygate’ y otros asuntos. Parece una metáfora irónica o pura justicia poética. A Berlusconi lo juzgarán tres mujeres. Qué más podía pedir.

Una de las cosas que siempre me han llamado la atención de Italia es la escasa presencia política de las mujeres y el machismo imperante en determinadas esferas siendo un país tan avanzado culturalmente. De hecho, nunca he entendido cómo España está por delante del ‘bel paese’ en defensa de los derechos de las mujeres.

Es curiosa esa convivencia entre la madurez intelectual y unos hombres públicos que se resisten a salir de las cavernas, como es el caso de Berlusconi. Para este tipo de personajes, las mujeres, como denunciaban las que protestaban este fin de semana por las calles italianas, son o una mamma, intocable y purísima, o una puttana. No hace falta traducirlo.

Es la percepción de que la mujer no tiene más entidad que la del rol que le otorga su relación con el hombre: o cuida de él o le proporciona placer. En definitiva, mujer objeto, que no siempre se refiere a ‘objeto sexual’. Con frecuencia, es objeto cuando es tenida por ‘robot de cocina’, ‘lavadora’ o ‘contestador automático’, pues también hay algunos dispuestos a tener alguien en casa para ahorrarse el electrodoméstico. Aunque sea una cafetera de ésas que regalan con George Clooney.

En ocasiones no nos damos cuenta de que ese modo de contemplar a la mujer sigue insistiendo en su cosificación. Es cierto que la más llamativa es la que la presenta como maniquí o muñeca hinchable pero también todas aquellas que solo la valoran por su utilidad.

Berlusconi parece de ésos. Las ‘velinas’ le sirven para deleite personal o para obtener votos. Pero, sin duda, no los de las mujeres.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.