Ya está. Nos hemos pasado meses dudando, especulando y pronosticando. Ahora, ya está decidido y comunicado. Francisco Camps será candidato a la Generalitat en las elecciones de mayo.
Ya pueden caer como albatros a coger su presa en el mar -directos y sin miramientos, en picado y vuelo rasante- sobre Camps pero también sobre Rajoy que es de lo que se trata. Saben que Valencia ya está perdida pero La Moncloa aún no.
Desde ayer hemos de asumir que durante meses tendremos el Gürtel como tema de campaña. De aquí a mayo oiremos hablar de trajes, de sastres, de visitas del Papa, de bigotes y de tramas corruptas y no digo yo que no sean asuntos de interés pero con varios millones de parados, las facturas que más preocupan a los ciudadanos no son ni las de Camps ni las de Luna sino las que ellos mismos han de pagar, las que les debe la administración o las que han abonado de IVA y no han visto todavía. Y tantas y tantas otras que parecen multiplicarse.
No es irrelevante saber si nuestros políticos malgastan el dinero público para que otros les paguen las facturas, pero llevamos demasiado tiempo asistiendo a una lucha política que gira únicamente sobre ese eje. Y no es una lucha en nombre de la ciudadanía sino en nombre el partido. Eso es lo insoportable.
Por mí, dejaríamos aquí la campaña. Nonata. Ya sabemos quiénes son, qué quieren, qué evitan, qué preferirían no haber dejado que se supiera y qué reprocharán al contrario. Llevamos años asistiendo a esta campaña. Y aún pretenden que la creamos necesaria.
Personalmente me molesta dedicar un euro siquiera a ver cómo se acuchillan, cómo unos se quejan y otros responden. ¿Es que no hemos tenido ya bastante? Yo no quiero saber más de la clase política valenciana. Quiero que la Justicia actúe y que la Administración funcione. Y lo demás se nos dará por añadidura, que diría Luna si quisiera volver a citar al clásico como hizo con la piedra.