Me alegro por Chacón. Prefiero que no sea una mujer la que lleve al PSOE al abismo. De lo contrario, si ella hubiera sido la candidata en 2012, no habrían faltado voces que hubieran achacado el desastre que se avecina a su condición femenina, a su fondo de armario o a su dedicación de madre.

Que pierda un hombre. Y que se enfrenten hombres de uno y otro partido, aunque sea un anacronismo alejado por completo de la realidad municipal y autonómica. Pero, sobre todo, social.

También me alegro por Valdano. Que no tenga que dar la cara, él, que es un caballero, por un faltón como Mourinho. Sé que no tengo nada que decir en ambas decisiones. Las dos son cosas de los afiliados y socios, respectivamente, y no de terceros ajenos por completo a las organizaciones, pero todos sabemos que tampoco son ellos quienes al final deciden.

Además, estos dos cambios, coincidentes en el tiempo, demuestran que las batallas internas no las gana el más cargado de razón sino el más útil para los intereses de otro. La cuestión, siempre, es dirimir quién es ese otro, es decir, quién manda, y qué intereses son esos.

Lo que no deja de llamarme la atención es cómo se les llenaba la boca en el PSOE presumiendo de que las primarias son propias de partidos con democracia interna y por tanto afeándole la conducta a un PP que nombra a dedo. Será que Rubalcaba, en el caso de que sea él el elegido, ha sido nombrado a codo. A codo en las costillas de Chacón, por lo que se ve.

También recuerdo cuando Elena Valenciano decía que las primarias suman, no dividen al partido. Y sin embargo, lo que ha alegado Chacón ha sido esto último. El problema será la Valenciano por bocazas. No se puede ir diciendo en TVE que «el reglamento del PSOE es claro y establece una primarias con todas las garantías». Algo me dice que en las próximas elecciones, ella no será la portavoz electoral del PSOE. Que nombren a Mou y la terminamos de liar.