Hubo un tiempo en el que el PP alertaba, día sí día no, de que España se rompía a cuenta del nuevo Estatut catalán. Yo nunca pensé que eso pudiera ocurrir si los españoles -incluidos los catalanes- no lo queríamos. Sin embargo, hay algo que ha activado mis alertas: lo dicho por Duran i Lleida el otro día. Mensajes así sí pueden llevar al enfrentamiento entre españoles.
Ya sé que estamos en campaña y que algunos en Cataluña han decidido ganar votos apelando al ahogo al que el gobierno central les somete. No en vano, hay voces que apuntan hacia una cierta estrategia en el cierre de hospitales o centros de salud que no respondería a una realidad financiera sino a un cultivo de la imagen de víctima.
Desconozco si es así y no puedo decir que aquí en Valencia no haya escuchado el mismo lamento respecto al dinero que aporta la Comunidad Valenciana y no recibe del Estado. Pero hay una diferencia importante: gracias a Dios nunca he escuchado a Camps ni a Rita Barberá ni ahora a Fabra decir que lo que aportamos al Estado se pierde en ayudas a otras comunidades. Que no nos llega lo suficiente, sí; que no se tiene en cuenta la población real, también, pero que el agricultor de la huerta valenciana paga el subsidio del vago andaluz eso nunca.
Y me alegro. Muchísimo. Espero no asistir nunca a la semilla de un enfrentamiento entre españoles a cuenta de los dineros de cada cual. Ni que se cuestione la solidaridad entre territorios. Si nuestros impuestos sirven para sacar a flote a Haití o a Somalia, ¿cómo podemos lamentar que ayuden a una familia andaluza con todos sus miembros en paro?
Otra cosa es exigir a las autoridades un control de los abusos y que huyan del clientelismo que es lo que Durán dice ahora que pretendía señalar en sus declaraciones. Si realmente es así, lo hizo de forma muy torpe. Que un jornalero del PER pase el día en el bar no es una crítica a sus dirigentes sino a él.