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María José Pou

iPou 3.0

La nube volcánica

Desde que he visto la zapatiesta que ha montado la criatura islandesa de nombre impronunciable, me he declarado fan de los volcanes cabreados. Son mejores que el primo de Zumosol, que al fin y al cabo se topa con otro de mayor tamaño y se achanta seguro. En cambio échale un volcán a tu enemigo y se acabó el problema.

Los volcanes son lo más. Incontrolables, imprevisibles y mostrando lo que pisamos todos los días sin saberlo: puro fuego.

Ellos solitos son capaces de conseguir cosas que jamás haría el ser humano. Por ejemplo, que la suegra no pueda volver de un viaje a Beijing como tenía previsto. Hay suegras –y cuñadas- a las que solo detiene un volcán. Y no cualquier volcán, que éstas pueden con el Etna, viejo e indolente, sino uno vikingo. Con casco, cuernos y faldita de pelo.

A mí la imagen de un volcán islandés, de cuyo nombre no quiero –ni puedo- acordarme, me pone. Qué vamos a hacer. Será una fantasía procedente de algún episodio ambiguo de Vicky el vikingo. Ya lo dice Bibiana Aído, las historias infantiles tienen estas cosas, que no sabes por qué y de repente te gustan los tipos duros que van de vikingos aunque lleven faldas, los metrosexuales príncipes azules o los fortachones leñadores de Caperucita, de amplia solvencia en la atención geriátrica. Cada una tiene sus preferencias.

Debe de ser la influencia de la mitología nórdica con sus gigantes, valkirias, enanos y elfos. Es todo muy tremendo como para tenerlo al lado de casa rugiendo, con rayos y cenizas por doquier. A la mínima que te pones tonto, se enfurruña y monta un guirigay en todo el mundo. Eso es poderío y no lo del Teide mansurrón.

Viéndolo actuar estos días, sin pudor alguno, he decidido suscribirme a un servicio de nubes volcánicas a domicilio. ¡Son tan socorridas! Que tienes un examen, una cita con el ginecólogo o el pago trimestral del IVA ¡no importa! Pones una nube en el horizonte y tu vida queda en standby durante semanas.

Lo malo son los efectos secundarios pues con tanta ceniza ¡tardarán siglos en quitar el polvo!

Temas

IVA, volcán

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


abril 2010
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