Hay quien se queja en el PSOE de falta de autocrítica por atribuir todo el fracaso electoral a la crisis económica. Sin embargo, en estas últimas horas lo que me llama la atención es encontrar ese mismo razonamiento en la candidatura de Chacón a la Secretaría General, aunque de forma implícita.
Dice Chacón, para presentarse como mejor alternativa, que es necesario “un cambio de rumbo” y yo me pregunto si no era ella la que formaba parte del gobierno anterior y del partido capitaneado por Zapatero. No solo eso sino que era su ojito derecho hasta que RbCb le convenció de lo contrario ¿Cómo pide, entonces, un cambio frente a lo que ella misma protagonizó? Si lo anterior no valía para el partido ¿por qué no dijo nada? La respuesta es evidente: porque gobernaban.
La derrota ¿es el detonante o la causa de este proceso de renovación? Si la respuesta correcta es la primera, habría que preguntarse por qué los que hoy reniegan de su pasado y prometen un futuro no levantaron la voz antes. Si, en cambio, es la segunda la conclusión no puede ser peor y ahí es adonde quiero llegar. Si es el partido el que está mal y necesita revisarse deberíamos haber visto en él cierto proceso de cambio desde hace tiempo, no cuando se pierden las elecciones.
El hecho de que sea ahora cuando aflore un intento por transformarlo hace sospechar inevitablemente que no asistimos a un examen interno sino a una lucha de poder. Y más todavía cuando quienes lideran ese necesario y urgente cambio son personas ligadas al líder anterior. Cualquier ciudadano se hace la misma pregunta: cómo, siendo personas tan próximas al secretario general, no le hicieron ver su error si ahora lo ven con tanta nitidez.
Posiblemente porque entonces quienes lo hacían eran excluidos de entre los elegidos y los dos candidatos que tiene de momento el PSOE eran como Santiago y Juan, uno a la derecha y otra, a la izquierda del Mesías.