La multiplicación de convocatorias electorales en España hace inevitable la coincidencia. Me refiero no solo a que los partidos políticos vivan para esos plebiscitos continuos sino a que siempre estamos pendientes de una jornada electoral ya sea de las generales, de las autonómicas o de las autonomías históricas que, además, van a su ritmo.
Por eso no es de extrañar que los estrategas de campañas electorales tengan serias dificultades para evitar el solapamiento de unas elecciones con algún acontecimiento que pueda empañarlas, influirlas o beneficiar y perjudicar respectivamente a un candidato y a su oponente.
Por mucho que se empeñen, siempre corren el riesgo de celebrarse con otras o con alguna fecha significativa. Así se explica el miedo de Montilla o de Griñán a que Zapatero adelantara las generales. El dato no es irrelevante: que Cataluña y Andalucía, comunidades donde gobierna el PSOE aproximadamente, huyan del mal influjo de unas legislativas quiere decir que no confían en absoluto en un buen resultado para Zapatero.
La coincidencia no es solo con otras jornadas electorales sino con otros eventos. Así, Montilla ha tenido que sopesar durante semanas si convocaba bajo palio o bajo quatribarrada. El primero, por la visita del Papa y la segunda, por el Madrid-Barça.
Al final se ha decidido por la segunda pues el partido más morboso de la Liga española se jugará el fin de semana del 28 de noviembre, fecha escogida por el President.
La elección es interesante pues, si son ciertos esos análisis que vinculan la emotividad con la decisión del voto, el molt Honorable ha buscado el influjo del barcelonismo y no del catolicismo. No es extraño habida cuenta de que gobierna con el apoyo de los nacionalistas y no de Convergència o del PP, opciones más sensibles a los seguidores de Benedicto XVI que Carod Rovira bromeando en Jerusalén con la corona de espinas.
De hecho, el propio Montilla ha estado diciendo estos últimos días que no veía problema para ir a votar por la mañana y acudir al campo de fútbol por la tarde. La pregunta es si veía, en cambio, problemas para votar y luego comulgar. Quizás temía estar en pecado mortal.