Leyendo las noticias sobre la denuncia que Tejero ha puesto contra Arturo Mas (sic), una da gracias de que la Guardia Civil y el Ejército estén para lo que están y no para aventuras golpistas. No digo que no le falte razón al acusar a Mas de promover la sedición pero la forma escogida hoy, aunque no tenga recorrido legal, es la adecuada y no como la de hace treinta años.
Podremos sonreírnos ante la noticia o considerar a Tejero un iluso españolista pero hay que reconocerle un cambio de método esencial para la convivencia. Si alguien cree que se ha cometido un delito, debe acudir a la Justicia, no resolverlo por la fuerza uno mismo. Yo entiendo que en su visión de España las palabras de Artur Mas requieren una actuación contundente. Sin duda. Un acción del Estado de Derecho y Dios quiera que no del Ejército español como quizás hubiéramos visto, de haber sido éstos tiempos similares a los del 81.
Nada resulta más alejado del sentir común de los españoles que tomar el Parlament, aunque luego digan que nuestra democracia es joven. Quizás lo es, pero también es sabia y no quiere retornar a una etapa como la sufrida en los años en los que Tejero llenó portadas de prensa.
De cualquier forma resulta desmesurada su acusación. No hay más que esperar a que pasen las elecciones, Mas salga elegido y tenga que gobernar. Para el día a día de una comunidad con problemas, la arenga independentista no da tanto de sí. Tejero solo debería esperar a que se pase la hinchazón electoral.
Rebajada ésta, será el momento de serenarse y buscar vías de solución que compatibilicen la normal convivencia y las justas aspiraciones de los catalanes, sin imposiciones de ningún tipo ni coacciones impropias de una comunidad madura. No debe dar miedo abordar el problema. De no hacerlo, las consecuencias pueden ser inconvenientes para todos. La aparición en escena de Tejero, aunque anecdótica, es prueba de ello.