¿Cuántas veces hemos estado en clase sin sabernos la lección o sin haber hecho los deberes y hemos dicho eso de “¡tierra trágame!”? Quizás fueron decenas de veces pero nunca se nos concedía el deseo y la profesora terminaba por castigarnos.
No sé si en Santa Pola estaban repasando los ejercicios o alguno estaba a punto de ser llamado a la pizarra pero si el aludido dijo la frase mágica, debió de flipar cuando en efecto se cumplió lo demandado y el suelo se abrió bajo sus pies.
Si yo hubiera estado en esa clase, me hubiera encomendado a Santa Rita mientras caía al agujero negro y le hubiera prometido estudiarlo todo y hacer los deberes antes incluso de que me los mandaran.
Por lo que se ve, la Comunidad Valenciana es pionera en técnicas novísimas de interactividad entre alumnos y profesores. No contentos con hacer que el enseñante sea maestro, showman y Muzzi-profesor de inglés, ahora también se convierte en Ramón García sin capa para llevar un concurso televisivo a las aulas. “¿Que usted no sabe la respuesta a la pregunta “¿de quién fue valido el Conde-Duque de Olivares?” ¡Pues al hoyo!” Y, de pronto, se abre una compuerta que se traga al perezoso mientras el público aplaude a rabiar y el presentador invita a otra víctima al plató. Puro espectáculo. Así, no hay audiencia que se resista. No sé si aprenderán más o menos pero ¡hay que ve lo que se divertirán! La única diferencia es que en los programas suele haber una colchoneta para que el concursante no demande al programa por romperse la crisma. En Santa Pola, me da que no había de eso.
Bromeo porque los niños y la profesora están bien, por quitarle hierro al asunto y por tomármelo con humor cuando lo que me pide el cuerpo es gritar “¡tierra, trágalos!”. Ustedes ya saben a quiénes me refiero.
Ahora vendrán las explicaciones sobre corrimientos de tierra; es un caso aislado y el fútbol es así, pero el susto no nos lo quita nadie.