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María José Pou

iPou 3.0

Docenas de huevos

¿Podría usted vivir con un sueldo de 2.300 euros y, a veces, más? ¿Verdad que sí? ¿Que, incluso, podría pagar la hipoteca y hasta tomarse unas cañas de vez en cuando? Pues, al parecer, algunos diputados de Les Corts se lo ven cuesta arriba. Por eso, tal vez, se reparten dinero que recibe el grupo parlamentario.

Dicen que es legal y que cada grupo puede destinarlo a lo que crea conveniente. No me cabe duda. Pero, en la situación que vivimos, es indecente.

Es indecente que aleguen que es legal cuando de ellos depende la legalidad. Estamos hablando del poder legislativo que tiene en su mano hacer de algo indecente algo legal. Tampoco cuela la apelación a la ley cuando nadie plantea lo contrario. ¡Faltaría más! Es que si fuera ilegal estaríamos hablando de un delito punible. Es como cogérsela con papel de fumar, y ustedes disculpen, pero me hierve la sangre.

Y me hierve porque con un sueldo base de más de 2.000 euros muchos evitarían perder su casa, podrían dejar la casa de los padres, dejarían atrás el desgarro de trabajar en otro país o sencillamente prescindirían de los ansiolíticos. Sin embargo, los señores diputados se reparten lo que corresponde al grupo por complementos de “responsabilidad”, por ser portavoces y cosas por el estilo. Yo pensaba que en el sueldo entraba ya la responsabilidad pero ésa parece brillar por su ausencia entre la clase política apoltronada que sufrimos.

¿Aún no saben que los valencianos viven angustiados por el paro, los desahucios, las deudas, los recortes y la amenaza de un futuro tenebroso? Mientras, los diputados necesitan complementos para atender a esas duras jornadas de trabajo para coordinar el grupo. Picando en la mina, no me digan más.

Y no hablemos de recortar. Dice Cotino que los va a reunir. Ya puede espolearlos. O se enteran de la realidad o que no se quejen luego de los huevazos por la calle. Para huevos kinder, los suyos. Con perdón.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.