Reconozco que hay reacciones políticas a las que no concedo ningún crédito. Será por lo repetitivas, por lo manipuladoras o por su lejanía respecto a mi realidad, el caso es que cuando veo o escucho según qué cosas, cambio mentalmente de canal.
Es lo que ha terminado por sucederme cada vez que escucho al gobierno valenciano diciendo que el gobierno central es malo de la piel de Barrabás. El “quejío” suele ir acompañado de una letanía de afrentas a cual más pérfida.
La verdad es que la impresión es que “el profe nos tiene manía” pero a mí me educaron en la autoevaluación antes que la acusación al profesor. Nada que ver con lo que hacen ahora los padres. Entonces nos decían, cuando se enteraban de que nos habían castigado: “algo habrás hecho; si no, no te hubieran castigado”; ahora ni siquiera tienen dudas: “no sé qué habrá pasado pero tu profesor se va a enterar”.
Con el Consell pasa lo mismo; el discurso permanente es “el gobierno se va a enterar”. Y, la verdad, cansa, desmotiva y hace poco creíble la retahíla de ofensas históricas.
Por eso cuando les vi salir en tromba contra la decisión de instalar el cementerio nuclear en Zarra, lo primero que pensé es: “ya estamos, para una vez que nos conceden algo, nos quejamos”. Luego me di cuenta de que no nos estaban regalando el caudal de un río ni un plus de Fomento para obras paralizadas. Era un vertedero de material radiactivo. Con regalos así, quién quiere cumplir años.
Sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si la escenificación del enfado se hubiera producido de haber sido otro el gobierno central. O de haberles consultado. Quizás hubiéramos asistido a un dosificación del enfado hasta llegar al momento presente, no tanto porque está a punto de decidirse sino porque están muy cerca las elecciones y el discurso anti-Zapatero tiene tirón en esta tierra.
No niego que me parece muy bien la protesta por parte de los ciudadanos. Si el pueblo no quiere, las autoridades deben elevar su rechazo. Pero no estaba pensando en eso cuando el Consell se quejó de no haber sido consultado.