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María José Pou

iPou 3.0

La violencia soterrada

Acostumbrados, como estamos a ver episodios de violencia en contextos ajenos, nos resulta difícil asimilar que ésta viva cerca. Normalmente esos acontecimientos tienen lugar en sociedades expuestas a situaciones límite. La griega y sus recortes extremos; la birmana y su represión; la iraquí y su guerra perenne, son casos que no nos sorprenden y que vemos con resignación, como si fuera natural que hubiera enfrentamientos, cargas policiales, asesinatos o venganzas.

Sin embargo, cuando lo tenemos al lado y ocurre en nuestras sociedades avanzadas, serenas y maduras, casi no sabemos cómo reaccionar. En estos días hemos asistido a protestas ciudadanas violentas en países del norte de Europa, el ejemplo de democracia, convivencia y ausencia de conflicto social. En Suecia, hubo disturbios graves en un barrio con población musulmana; en Dinamarca, problemas constantes con paquistaníes y somalíes; en Noruega, el atentado terrible de Breivik en la isla de Utoya. Hace un año, sobre la comunidad judía de Toulouse y ayer mismo sobre un joven militante de izquierdas en París.

Ya no es la dura Afganistán ni milicias de las FARC o narcos mexicanos. Es Europa. Es el corazón de un continente que presume de tener controlados a esos grupos extremistas que no saben convivir con “el otro”, sea un judío en Francia, un liberal en Oslo o un musulmán en Amsterdam.

Nuestro continente, que ha visto -no hace tanto- un intento de exterminio sistemático y organizado de un grupo en los campos nazis, queda aturdida ante sacudidas como ésa. El riesgo es no reaccionar adecuadamente y con contundencia frente a lo que parece un incremento de una extrema derecha violenta y excluyente. No basta como mirar las cifras electorales y preocuparse por que un partido como el griego Aurora Dorada llegue al poder y sus “hermanos” europeos estén a punto de hacerlo. Es necesario vigilar y cortar de raíz a estos otros “lobos solitarios”. De lo contrario asistiremos a un constante enfrentamiento social con víctimas inocentes. Y nos quedaremos mirando, horrorizados.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.