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María José Pou

iPou 3.0

Siete años

Entre todos los males que nos han aquejado a los valencianos en estos años, hay uno que puede considerarse el peor. Tiene que ver con la tragedia del metro ocurrida tal día como hoy hace siete años. Sin embargo, el mal no es el terrible suceso. Eso es un horror que nos golpea y nos destroza. Que nos noquea e impide respirar. Como “mal” quiero decir algo que tengamos en el “debe” de nuestro balance. Y con ello no me refiero al accidente sino a nuestra actitud hacia él.

Aun con todo lo que hemos visto de corruptelas, dejadez o mal gobierno, no es eso lo peor de estos años. Para mí, lo más grave, con diferencia, es no haber sido capaces de lograr la unidad de acción y reacción ante una de la peores tragedias vividas en la Comunitat.

En cualquier otro momento o cualquier otro lugar, un accidente como ése hubiera concitado el apoyo unánime de la sociedad; el respaldo sin fisuras; el dolor compartido y la paralización de cualquier otro interés frente a los dramas de cada una de las familias. No niego que hubiera sentimiento, duelo y solidaridad pero se desarrolló todo de un modo tan calculado que vició el proceso desde el origen.

Cuando digo calculado pienso en el cálculo político, venga éste de donde venga. Me recordó al 11-M, con un gobierno intentando que no le salpicara y una oposición mordiendo la presa hasta sacarle todo el rendimiento. Ambas actitudes se vieron –y se ven- por aquí en relación al accidente de 2006. Un gobierno paralizado ante un suceso que le superó y unos contrincantes políticos que lo utilizaron para hacerle caer.

Lo peor es que han pasado siete años y no parece haber evolucionado nada la situación. Dicen que algo se ha movido porque un programa de televisión demostró su poder de convocatoria pero eso no tiene mérito cuando la tv lo hace por otras causas menos nobles. A estas alturas ya no sé si se piden responsabilidades o simplemente cabezas. Yo pido humanidad hacia las víctimas y sus familias. Y algún mea culpa por no haber puesto sus intereses por encima del cálculo político. De unos y de otros.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.