A diario surcan los cielos cientos de aviones con delincuentes dentro. No lo sé, pero lo supongo, habida cuenta de los maltratadores, asesinos o estafadores que se mueven con total impunidad por el mundo.
Violadores y asesinos de jovencitas han llegado desde las islas británicas hasta la costa del Sol. A Tony King y algunos más me remito. Terroristas han surcado el Atlántico hacia Centroamérica sin que nadie haya cerrado el espacio aéreo. Ladrones de guante blanco han viajado incluso con sus propios aviones a los que se les ha permitido –se les permite- aterrizar sin pedir registro alguno.
Por eso entiendo el enfado de Evo Morales con el periplo europeo que acaba de vivir sin poder cruzar por Portugal ni por Francia y teniendo que parar en Viena antes de su escala canaria.
¿Es peor Snowden, suponiendo que sea la perfidia en persona, que Anglés, Chacal o Gadafi? No lo creo. Sin embargo, Estados Unidos ha conseguido que varios países europeos, sin justificación suficiente, nieguen el paso por su espacio aéreo a un jefe de un estado democrático. Mientras el gobierno Obama ha demostrado actuar ilegalmente en todo el orbe con sus escuchas inaceptables, se permite presionar a sus víctimas por un espía disoluto. Sus ilegalidades son admisibles; la del espía, no.
De todos modos, lo que más me preocupa es una de las conclusiones extraídas por Morales, que puede sonar liviana a priori, pero que tiene consecuencias negativas. Me refiero a ese quejarse de que todo esto “es una agresión a América Latina”.
No comparto esa visión cansina del colonialismo europeo, porque quien se aprovecha, en la Edad contemporánea, de esos países latinoamericanos no es Europa sino Estados Unidos, que los ve como su “patio trasero”, y las oligarquías propias.
Esa convicción de que Europa ataca a Latinoamérica es peligrosa y me recuerda al discurso del yihadismo que ve en Estados Unidos el origen de su desgracia. No quisiera que se abriera otro frente por Occidente, por un comportamiento soberbio y ofensivo, como si no tuviéramos bastante con lo que nos viene por Oriente.