Uno de los procesos más necesarios en la vida es aquel que nos da seguridad en nosotros mismos y hace que nos resbalen los cuchicheos ajenos. Para ello, no hay nada como saber qué quiere uno y qué potencialidades tiene para conseguirlo e ignorar otros fines. Lo dice alguien que, durante una adolescencia obesa –términos incompatibles-, creó su propio mantra para protegerse de las risas estúpidas. Cuando salía de casa y notaba los comentarios hirientes de los chavales del instituto pensaba: “lo mío tiene solución con dieta; lo tuyo, ni con cirugía”. Fue la mejor prevención del complejo y una forma de evitar que una parte negativa me hiciera restar valor al conjunto sin dejar de reconocer la existencia de esa parte.
De eso me acordé ayer cuando conocí el lamentable episodio que protagonizó el comentarista de tenis de la BBC John Inverdale durante el partido de Marion Bartoli. Mientras entrevistaba a un excampeón de Wimbledon, se preguntó en voz alta si el padre de Bartoli le había dicho alguna vez que nunca estaría “tan buena” como una Sharapova y por tanto tenía que desarrollar otros atributos como ser dura, luchadora y tenaz.
Lo que más me llamó la atención fue la respuesta de la propia Bartoli cuando le comentaron el asunto. Dijo: “no pasa nada, sinceramente. Cierto, no soy rubia; eso es un hecho. ¿Tengo el sueño de tener un contrato como modelo? No, lo siento. ¿Tengo el sueño de ganar Wimbledon? Absolutamente sí…”.
Imagino que, si eres tenista y acabas de ganar Wimbledon por primera vez en tu vida, lo que diga un descerebrado machista te tiene sin cuidado. Pero sobre todo me gustó que diera un argumento tan pertinente como que quiere ganar el Gran Slam y no ocupar portadas de revistas de moda. Tiene claro su objetivo. No quiere ser modelo sino tenista, por tanto, ¿qué importa no estar buenísima? Que lo diga con el trofeo en la mano no deja de ser una muestra de “justicia poética” Es el momento, pues, de reivindicar deportistas que sean excelentes, no guapos. Y lo mismo debería aplicarse a casi todas las actividades. Incluso la de comentarista de tenis inglés.