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María José Pou

iPou 3.0

Avalar la mentira

He de decir que algunos personajes políticos me subyugan por su retórica. O bien, por su dominio (los menos) o bien por un uso digno de estudio. Es el caso de Fernández de la Vega, González Pons o Rubalcaba, capaces de una producción ingente de frases ingeniosas y juegos de palabras sin par, ideales para los debates parlamentarios pero totalmente vacíos de contenido.

Entre todos ellos, hace tiempo que me interesa María Dolores de Cospedal. Es un ejemplo de política por la que tengo poca simpatía pero mucha curiosidad de entomóloga. En ella me llama la atención su capacidad para dar argumentos que se caen por su propio peso o explicaciones que estropean lo que intenta defender. Recuerdo, por ejemplo, ese momento en el que prometió a los ciudadanos que íbamos a ser escuchados “no de pose, sino de verdad”. Nadie le había advertido que, dicho así, lo primero que piensa el interlocutor es que hasta ahora nunca nos han escuchado de verdad.

Cómo no recordar también aquellos balbuceos intentando explicar la “indemnización en diferido” o la simulación de finiquito de Bárcenas, o bien defendiéndose alegando que Bárcenas a fecha de hoy no es el tesorero del PP.

Pues, bien, ayer nos regaló otra frase más para su repertorio “X Files”. Dice que “las mentiras no se documentan”. En principio podríamos darlo por válido si pensamos que lo que quiere decir es que no hay modo de documentar lo que no es cierto. Sin embargo, conocemos tantos y tantos casos de explicaciones falsas que avalan hechos no sucedidos que sonroja escucharle decir eso. A dos me remito: la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq y los balances saneados de las cajas de ahorro, como Bankia. ¿De verdad no puede documentarse la mentira? Sí. Mintiendo. Lo que sucede es que esa frase me recuerda aquella otra de Felipe González cuando decía que no iban a poder demostrar nada de los GAL. Una cosa es que no se demuestre porque no hay y otra, porque no hay documentación que lo avale. Lo dicho por Cospedal, siendo razonable en un mundo perfecto, suena mal en uno como el nuestro.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.