Es más fácil hacer una copia del disco duro que viajar a un paraíso fiscal para “esconder” dinero negro, trucar los famosos “papeles” o hacer desaparecer pruebas de la propia casa. Por eso, porque apenas se tarda un rato en tener las copias que uno quiera del ordenador que usa, todo el asunto del borrado resulta tan inverosímil. No digo que me parezca increíble que el PP borrara los discos duros de los ordenadores de Bárcenas. Podría ser razonable tras el adiós pero inconveniente teniendo en cuenta que su salida se produjo cuando ya estaba en marcha la investigación judicial. O mejor dicho, debido a esa investigación y el escándalo que acarreaba. Así, pues, no termina de ser aceptable como excusa que el borrado sea una práctica normal tras un despido. No era un despido normal. Y no me creo que no se revisara el contenido de un ordenador usado por un tesorero díscolo con información sensible en su poder. En definitiva, la versión del partido chirría.
Como lo hace también la del extesorero. Un tipo que guarda facturas, papeles y papelitos durante años ¿no hace una copia de seguridad de lo que maneja? No es coherente. Si tan precavido era que anotaba todo, incluidos los pagos irregulares y hasta los mensajes SMS que tanta memoria consumen en el móvil, ¿cómo es que no tuvo la precaución de hacer lo propio con los datos informáticos? ¿O acaso nos espera una tanda de informaciones explosivas en una portada de prensa durante las próximas semanas? Nada encaja en este tema ni da sensación de limpieza y transparencia. Quizás sea ese el objetivo: ofrecer una imagen fangosa del PP. En cualquier caso, alguna responsabilidad habrá que atribuirle a un juez que fue dando pistas de su investigación mientras el protagonista iba y venía por el mundo o encendía y apagaba ordenadores sin control.