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María José Pou

iPou 3.0

Los pendones

No falla. En vísperas del 9 d’octubre, sacamos los pendones. No seré yo quien reniegue de las señas de identidad. Ayer mismo me descubrí mirando la senyera de las Torres de Serranos mientras esperaba en un semáforo y sonriendo. A veces incluso me pongo el himno del maestro Serrano en el coche porque puedo cantarlo a pleno pulmón y dejar que se me salten las lagrimitas con el “Vixca València” sin que me entre esa tonta vergüenza que obliga a limpiarse los ojos y disimular.

Sin embargo, aun con todo, no soy de manifiestos ni de arengas. Ni me gusta, tampoco, pensar que habrá líderes dispuestos a meter su mano en mi caja torácica para agarrar bien mi corazoncito. Parafraseando a las feministas que gritaban eso de “sal de mi vagina” para reivindicar el aborto, yo diría a los politicastros que se empeñan en hurgar en mis entrañas: “sal de mi aorta”. Mi corazón es mío y no quiero que lo utilice nadie.

Entiendo la prevención de algunos tras ver cómo se incluye a València en el futuro territorio independiente de Cataluña pero igual que aquello tiene mucho de oportunismo, el fantasma de la anexión forzosa, también. Si resulta difícil ver una ruptura total con España mientras se reivindica la permanencia en Europa, más complicado parece creer que Valencia participaría de motu proprio en esa aventura. Otra cosa es que nos llevaran a ello. Y ahí quizás cabe entender las maniobras de unos y otros.

El PP sabe que puede perder las elecciones o al menos el poder si los partidos que tiene enfrente se unen. Es el famoso “tripartito” que produce pesadillas a los “populares”. Ellos sí podrían tomar decisiones que nos aproximaran al discurso independentista, de ahí que el PP esté asumiendo la defensa de la autonomía valenciana (nunca mejor dicho). El PSPV, por su parte, sabe que si ha crecido en Cataluña la adhesión al proceso soberanista, quizás pueda “rascar” por ahí lo que no consigue obtener elección tras elección. En definitiva, unos y otros andan intentando tenernos cogidos por las amígdalas. Y lo que peor llevo es que lo hagan por unos miserables votos.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.