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María José Pou

iPou 3.0

Saber, sin más

La prueba de que Antonio Muñoz Molina tiene razón es que sus palabras, en la entrega de los premios Príncipe de Asturias, no abrían la portada de casi ningún periódico de ayer. Es cierto que las referencias del Príncipe a la situación económica y moral tenían motivos para despertar el interés periodístico. Pero planteaba el galardonado algo que va más allá de lo inmediato.

Ponía el dedo en la llaga Muñoz Molina quejándose no tanto de la falta de oportunidades, futuro y recursos -que también- como de la falta de pulso intelectual en la España de hoy. Era su afirmación de que vivimos en “un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento”. En efecto, la demagogia sustituye a la razón serena. Y eso solo puede ser mal presagio. De hecho, lo dicho ayer por González Pons es hoy noticia y no así el discurso del Premio de las Letras.

El conocimiento, e incluso la verdad, no tienen peso en la actualidad. La razón es que no importa la seguridad de lo conocido sino su apariencia. De ese modo, creemos que un buen universitario es el que más chilla pidiendo una enseñanza de calidad y no vemos al que está encerrado en la biblioteca haciendo realidad esa inversión en calidad. Defendemos que el intelectual acuda a tertulias donde la mayoría de veces hay más palabrería que Palabra, con mayúscula, pero no pensamos en aquel que calla, piensa y escribe.

Consideramos, como decía Josep Pla, que la condición de líder viene de una verborrea elegante y eficaz e ignoramos a los verdaderos líderes de las sociedades que han cambiado el mundo: aquellos que observan, reflexionan e innovan. La tarea intelectual está en decadencia porque se ha sustituido por el saber hacer, saber decir o saber vender. Siempre poniéndole apellidos al “saber” en lugar de defender el “saber” sin más. Tendremos que esperar a que algunos de los que “saben hablar” nos hagan un resumen en lugar de acudir a las fuentes originales, a quienes reflexionan y lo exponen sin minutos de publicidad ni batallas dialécticas en prime time.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.