Estoy preocupada. Sospecho que la NSA me espía. No es que tenga yo en casa dossieres de Gürteles ni cartas con perfume de rosas para secretarias autonómicas. Si me espiaran por eso, hasta les facilitaría la tarea. Lo que me inquieta es que espíen las conversaciones con mi perro Whisky, a las que somos tan aficionados los que tenemos animales.
Imagino que habrá gente en Washington dedicada a confirmar cualquier alerta que proporcionen los programas de rastreo en el ordenador. No creo que estén escuchando. Y, aún así, ¡menudo gasto!
Supongo que, en principio, el ordenador les da una señal de que yo he dicho “¡Whisky, eres la bomba!”. Cuando digo “bomba” se enciende mi nombre en una lista y entra el Verificador. Pongamos que es un imbécil, como tantos que hay a cuenta de los Estados. Así, sospecha que “Whisky” es un nombre en clave. Soy de un comando salafista adiestrando a un suicida para su próxima inmolación.
Confirmado que vivo en un piso franco con el terrorista, alguien comienza un seguimiento más detallado. De pronto le digo a Whisky: “te presento a Maya, que estará con nosotros hasta que se vaya a Roma” y la NSA advierte a los servicios secretos italianos de que se prepara un atentado en la Ciudad Eterna. Como además, yo estuve allí hace poco con motivo del único cónclave escaneado de la historia (que se sepa), todo cuadra en la mente perversa y macartiana de mi espía. Ellos no saben que es una perrita de acogida a la que pronto adoptarán en el Bel Paese. Y a partir de ahí se crea un dossier y se me incluye en la lista de sospechosos. A mí, y lo que es peor, a Whisky, que como se entere les va a coger una tirria que no va a poder oír inglés sin gruñir.
Cualquier día se me descuelgan los marines del campanario de Russafa y me bloquean el paso con el carrito lleno de cebollas tiernas, tomates raf y melocotones de Calanda. ¡Un arsenal de destrucción masiva! Así que ahora cuido mucho lo que le digo al “unabomber” que tengo en casa y cada vez que le doy una galleta pronuncio un conjuro: “¡Mira, Whisky, una galleta regalo de tus tíos Barack y Michelle!”.