No sé qué dirá Fukuyama pero en lugar de hablar del “fin de la historia”, yo diría que estamos ante el fin de la política o, como algunos prefieren decir ahora, el fin de la gobernanza. Vemos a un jefe de Estado yendo de avanzadilla para que un consorcio empresarial español consiga la adjudicación del AVE en Arabia Saudí; encontramos al Príncipe viajando a América para abrir mercados a nuestro país, o sabemos, desde ayer, que habrá mediación de urgencia por parte de la ministra de Fomento para que una empresa española no se vea perjudicada en un conflicto con la Autoridad del Canal de Panamá. Nuestros dirigentes se dedican a favorecer las relaciones económicas particulares y, en ocasiones, parece que estén al servicio de las grandes empresas justificados en que repercute en la economía nacional.
¿Hacen política hoy en día nuestros políticos? Si las grandes decisiones económicas vienen de fuera y su cometido incluye ayudar a la industria y la gran empresa, ¿qué queda realmente de gobernanza?
No es descabellado que potencien negocios que ayudan a las cuentas de los españoles, lo molesto es sospechar que son las cuentas de algunos españoles. Ver a una ministra preocuparse por las cuitas de Sacyr en Panamá resulta inquietante. Ciertamente la obra del canal es una gran infraestructura de interés para un Estado y, sobre todo, para el tráfico comercial de la zona, pero no es España quien se beneficia de esa construcción ni de la rentabilidad de la misma. Lo hemos visto con los bancos rescatados con dinero público. Al menos, de ellos depende que empresas y familias tengan crédito. Sin embargo, me pregunto qué beneficio obtenemos los españoles de Sacyr. Será la “Marca España”. Pero ésa también la hacen los pequeños empresarios, como los fabricantes de muebles o de calzado de la Comunitat que exportan productos de máxima calidad y que dan trabajo aquí. La imagen de nuestro país no solo la dan Antonio Banderas y el Santander sino también quienes fabrican y venden lo que llena las casas de rusos o norteamericanos. Y que han tenido incluso que luchar contra trabas administrativas para conseguirlo.