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María José Pou

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Los caídos

Si el gobierno de Rajoy o cualquier otro ejecutivo del PP implantara como costumbre que los mandatarios en visita oficial a nuestro país hicieran un homenaje a los soldados muertos por España, se alzarían voces que calificarían de “facha” al ministro de Defensa que lo propusiera. Sin embargo, si es Estados Unidos quien tiene esa costumbre y la cumplen quienes acuden allí, todo se perdona. Sobre todo, si es durante un mandato de Obama. Nunca nos extraña, en el contexto estadounidense, verles en silencio con la bandera a media asta.

Ayer Rajoy homenajeó a los caídos por América sin que eso haya sido considerado ni un gesto de derechas ni una posición de extremo conservadurismo, simplemente, es el reconocimiento a quienes asumen como misión en la vida defender a sus compatriotas hasta el sacrificio máximo.

Podremos estar de acuerdo o no con los políticos que deciden las misiones de un ejército, pero la discrepancia con la política no puede hacernos perder el contacto con la realidad. Esa realidad es, nos guste o no, la de un sacrificio inmenso que hacen ellos y sus familias. El error de quienes atribuyen al militar el interés político discutible de quien le manda es confundir fines y medios, pero sobre todo hacer de menos a quien cumple las órdenes con riesgo personal para uno mismo y para su entorno. Cada vez que pienso en los caídos, la mente y el corazón se me van más a la madre o a la mujer y los hijos, al padre, al marido o al compañero, a los amigos del alma, a todos aquellos a quienes se les nubla el mundo de por vida cuando ellos caen. A esos también se les homenajea en actos como el de Rajoy en Washington. Ellos lo merecen tanto como el soldado que muere. Es más: Ellos no han elegido esa vida y sin embargo comparten el dolor y el desgarro.

En este país somos a veces demasiado cerriles y la ideología o la demagogia nos hace ser injustos con quienes velan antes por los desconocidos que por ellos mismos o sus íntimos. No hay compensación para tanto esfuerzo. Por eso, como mínimo, es justo llorarles, recordarles y honrar su memoria aunque no estemos de acuerdo con las razones que les llevaron a perder la vida. O quizás precisamente por no estarlo.

Temas

patria, Rajoy

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.