>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Ancianos en Atapuerca

Los homínidos de Atapuerca cuidaban de sus mayores dependientes. Es lo que se desprende del estudio realizado sobre la pelvis de un ejemplar que, al parecer, llegó a tener 45 años, plena vejez en la época.

Esa circunstancia y los indicios de padecer problemas de huesos han llevado a los expertos a afirmar que si sobrevivió durante años fue porque alguien le alimentaba, dado que él no podía cazar. Es decir, le cuidaron durante los últimos años.

Eran tiempos en los que aún no se había escuchado aquello de «honrarás a tu padre y a tu madre» así que de poco vale atribuir esa necesidad de cuidado de los mayores a valores religiosos.

Es lo que sucede con el sentido de familia y de pertenencia a un grupo humano de referencia donde uno es cuidado de niño y de anciano. Son estructuras previas al nacimiento de las religiones -más allá de las animistas primitivas- de modo que la defensa de los valores familiares no se corresponde con una opción religiosa sino humana. Cosa distinta es que hoy esos valores sean defendidos con ahínco por entidades confesionales. La noticia hace volver la vista a los debates de los últimos años en los que se reprochaba a la Iglesia defender posiciones antiguas y tradicionales. Sin duda el sentido de familia extensa donde los mayores son cuidados en casa hasta la muerte natural es una visión tradicional. Tan tradicional que se remonta, por lo que vemos, a miles de años atrás.

Es cierto que no sabemos las motivaciones que les llevaban a no eliminar a sus mayores dependientes, a pesar incluso de que sufrieran dolores fuertes, como indican las lesiones en la columna. Lo que está claro es que no lo hacían. Los cuidaban, a pesar incluso de lo incómodo que debía ser en aquel momento si se acababa la caza y había que cambiar de zona.

Eran tiempos prehistóricos, atrasados, sin desarrollos tecnológicos de última generación, sin teléfonos táctiles ni banda ancha de Internet y sin embargo la evolución humana en la que vivimos nosotros nos invita a esconder, encerrar, maltratar o eliminar a los mayores dependientes. Pues me vuelvo a Atapuerca.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.