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María José Pou

iPou 3.0

Sin Wert

Este no era un año de grandes películas en los Goya. Después de una cosecha como la de 2013, con “Blancanieves” o “Lo imposible”, saber que la más nominada en 2014 era “La gran familia española” quitaba la ilusión a cualquier amante del buen cine. Por eso lo de menos era que estuviera o no estuviera el ministro.

Parafraseando a Andrea Bocelli cuando decía que la ópera debe aprender a brillar por sí misma sin subvenciones, habría que decir que el cine debe acostumbrarse a ser el centro de atención por sí mismo, por su calidad y su capacidad de emocionar, entretener o hacer pensar y no por su relación con la política.

La política debe estar presente en el séptimo arte como leit-motiv, como trama, como asunto del que hablar para desenmascararlo, para mostrar sus tripas y para bajarlo del pedestal. Pero no como batín que nos cubre las vergüenzas. No digo que los “cómicos” no puedan tener sus posicionamientos políticos. Por supuesto que sí. Los intelectuales y el mundo de la cultura no solo pueden sino que deben ayudar a toda la sociedad a formar su propio criterio. Contribuir, no imponer.

Pero más allá de esa responsabilidad colectiva, y por encima de todo, el cine español debería estar diseccionando la crisis, la corrupción, la economía sumergida y la supervivencia en tiempos de preferentes. Está muy bien volver sobre la república o reflejar dramas intimistas pero estamos inmersos en una posguerra durísima y sin que hayamos firmado ningún armisticio y se echa de menos alguna reflexión al respecto.

Eso no quita para que no se cultive la comedia. Al contrario. Debería ser un género preferencial y la prueba del acierto es que la película más nominada era la más vista a pesar de su cuestionable calidad. La gente quiere reírse, desdramatizar, recordar los buenos tiempos y volver a vivir momentos inolvidables. No hay más que ver el éxito de algunos ninots de la Exposición de este año. Aún hace falta más picante y más guindilla. Aún no hemos explotado al máximo la salud que proporciona reírse de poderosos y gerifaltes. Empezando por el ministro Wert. Más picante y menos bilis nos harán invencibles.

Temas

cine, cultura, Wert

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


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