>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Ni champán ni marisco

22 años han vivido fugados de la Justicia. Son los asesinos (léase “presuntos”) de Manuel Broseta y José Edmundo Casañ. Pero ya están en España. En la España post-Estrasburgo cuyas directrices no protegen a los huidos. Gracias a Dios.

Hoy debería ser un día para brindar con champán y pedir marisco, como dicen que hicieron los etarras tras las muertes. Pero nosotros no brindamos con copas manchadas de sangre. No hay ganas de celebración ni brindis apropiado. Solo respirar un poco más profundamente porque un ansia menos oprime el pecho. Ayer y hoy son días para apoyar de nuevo a las familias. A la de un catedrático, un ingeniero, un panadero o una niña en calcetines cortos. Todas.

Por ellas levanto mi copa sin champán. Para que vean en la cárcel a quienes les destrozaron la vida. Para que los vean volver a rendir cuentas cuando se creían protagonistas de otra identidad e inmunes a toda justicia humana. Para que sepan que, como Macbeth, se les aparece un puñal ensangrentado cada noche. Para que así sea. Pero sobre todo levanto mi copa para que a los asesinos nunca les ataque el Alzheimer. Que nunca dejen de recordar. Que vivan mucho y, durante todos esos años, nunca pierdan la memoria. Solo así sabrán, en su prolongada existencia, que, aunque más larga que la de sus víctimas, la suya fue una vida perdida. Que es cierto que ellos se la arrebataron a otros capaces de crear, de enseñar, de construir y de dar vida pero ésas que se truncaron no fueron en vano ni se desperdiciaron. Dieron fruto y siguen haciéndolo cada día que nos recuerdan la grandeza de una sociedad capaz de plantar cara al terror y vencerle. Las víctimas y sus familias son nuestros mártires cívicos a quienes debemos honrar como la Iglesia honra a los que dieron la sangre por su fe. Los terroristas, en cambio, forman parte de ese elenco de sanguinarios que la historia recuerda con un gesto de desprecio. No celebro que hayan aparecido sino que, además de hacerse justicia, tengan que enfrentarse a su verdadera identidad, la de asesinos. Han estado huyendo de ella durante 22 años pero ya es hora de mirarse al espejo y darse asco.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


febrero 2014
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
2425262728