No es un discurso hecho para manifestaciones y protestas. Tampoco es un tópico que fomenta la demagogia facilona. Lo dice la OCDE en su informe “Panorama de la sociedad 2014”. Los ricos apenas han notado la crisis mientras que los pobres han perdido un tercio de sus ingresos.
Cuando hablamos de crisis e incluso de recuperación, estamos situándonos en el ámbito económico global. Hablamos de cifras, de realidades macroeconómicas y de resultados. No hablamos de personas aunque esas cifras tengan nombre y apellidos. Cada una de ellas.
Sin embargo, lo que me llama la atención no es tanto la realidad de las economías familiares sino un aspecto sobre el que alerta la OCDE de muy amplio calado: la desigualdad.
Hasta ahora en España no nadábamos en la abundancia; había pobreza, los había con mucho dinero, sin duda, pero la gran mayoría fluctuaba entre tener lo suficiente y tener un poco más de lo necesario. O sea, era clase media.
Lo que viene a decir en su informe la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico es que la diferencia entre unos españoles y otros está haciéndose cada vez más pronunciada. Los que estaban muy bien, siguen estándolo y los demás están fatal o peor que antes de tal modo que se separan cada vez más de los primeros. La fractura social está servida. Cada vez nos parecemos más a esos países latinoamericanos donde hay ricos y pobres. Y nada más.
La OCDE está poniendo el foco sobre una brecha que no será fácil reparar. De hecho, lo indica en su informe donde dice que, aun cuando llegue la recuperación económica, será difícil poner fin a la crisis social. Y esa es la cuestión más importante que debería estar preocupando a nuestros dirigentes, entretenidos en sus batallas infames sobre liderazgos, listas y poder. Mientras ellos juegan a mandar en sus corralas, los españoles estamos inmersos en una crisis social que no tendrá buenos resultados. El informe viene a decir, incluso, que el sistema de protección español no estaba preparado para hacer frente a esto. Quién diría que se refiere a eso que ahora añoramos, que exigimos que vuelva y que reclamamos como un paraíso.