>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

La ratita Barberá

Siempre me han subyugado los “ratolins” que saltan del barco al primer bandazo. Son pillos e infames pero ayudan a saber cuándo se va a ir a pique la nave. Huelen el futuro. Son tipos que por la mañana están jurando amor eterno a las siglas o a la empresa de la que se trate; por la tarde, se abrazan con entusiasmo a quien dirige las fuerzas enemigas y por la noche intentan convencerte de que ellos jamás –de los jamases- apoyaron a los otros. Aunque lo tengas grabado en vídeo; aunque le hayas visto una y otra vez defender hasta la última gota de su sangre al oponente; aunque hubiera llegado un momento en el que no sabías si el dueño de la cosa era el hijo del fundador o el propio ratoncito coloráo. Tal es su entusiasmo y sentido de pertenencia que te hacen dudar incluso de la realidad que has palpado.

Pero Rita Barberá no es de esas. No es “una ratita política”, tal y como ella dijo ayer. Y a mí esa expresión me enterneció. No la veo en el papel de ratita ni siquiera presumida. Si hubiera querido saltar del barco, podía haberlo hecho desde el Queen Mary navegando por el Caribe, o sea, en el mejor momento y de la forma que a ella le hubiera convenido más. Podía –y quizás debió de haberlo hecho- cuando Rajoy se quitó la chaqueta a la que se agarraba Camps para que su caída por el precipicio no le arrastrara. Se quedó a la intemperie sin abrigo pero evitó todo riesgo. Rita lo vio y corrió a curar las heridas de su amigo Paco cuando se rompió la crisma al llegar abajo. Posiblemente no entendió que el líder no cogiera la mano de su valedor valenciano con más fuerza para salvarlo, al menos ante los suyos, sino todo lo contrario. Pero no lo dijo. Al menos, no lo gritó a los cuatro vientos. Rita actúa con una fidelidad de vieja escuela. De las de antes. De las que no se inmola en la pira funeraria del líder finiquitado, pero tampoco jalea al recién llegado. Acata en lo público pero mantiene sus lazos privados con el defenestrado. Así pues no es previsible que salte del barco. Ni siquiera, aunque parezca flotar apaciblemente sobre el Kraken y ella note ya los movimientos amenazantes de sus tentáculos.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


mayo 2014
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031