Quizás Valencia no termine de abrirse al mar pero hay que reconocer lo mucho que nos gustan los barcos famosos. En cuanto alguno recala por aquí y abre sus escotillas, nos encanta meternos a fisgonear y descubrir sus tripas. Da igual que sea una réplica de una carabela, un buque de la armada o, como ocurre en el puerto desde ayer, el mismísimo Rainbow Warrior, el guerrero náutico de Greeenpeace.
El barco de los “verdes” es una de sus “armas” mediáticas más conocidas, valga la paradoja en una entidad que lleva la paz en su nombre. Con él consiguieron sensibilizar sobre la necesidad de cuidar el mar y tratarlo como un tesoro y no como un vertedero.
Ahora llegan a Valencia y en los próximos días irán a Ibiza, Mallorca y Canarias. Su ruta se corresponde con aquellos lugares amenazados por las prospecciones petrolíferas que el Gobierno no parece estar dispuesto a parar. Al contrario. Por mucho que los ciudadanos canarios hayan reclamado que sus costas se preserven del riesgo del petróleo y hayan confiado en un ministro conocedor de la riqueza de las islas por haber nacido allí, el gobierno ha dado luz verde a las prospecciones. ¿Para qué necesitamos, pues, mayor presencia local en el gobierno central? Cuántas veces hemos pensado que Valencia pierde poder en Madrid y lo hemos lamentado. Los hechos demuestran que no es el origen de un ministro lo que asegura una política beneficiosa para los territorios de España. Son los intereses de quien realmente manda. Y no me estoy refiriendo a José Manuel Soria.
Por eso es tan importante que una organización nada sospechosa de intereses políticos locales nos apoye a los valencianos, como a los habitantes de Baleares y Canarias, en la exigencia de un cuidado extremo del mar. Ellos no lo piden por el beneficio económico del turismo o la rentabilidad de la pesca que no dejan de ser intereses legítimos pero particulares. Lo hacen, como lo hacemos muchos, por legar a las generaciones futuras un planeta al menos tan rico y diverso como el que conocimos. Por saber que la tierra y las olas que vieron nuestros ancestros serán los mismos que vean nuestros nietos.