Pretende Jordi Pujol que su comparecencia en el Parlament de Catalunya no incida en el proceso soberanista. Así ha justificado su propuesta de acudir a partir del día 22, y no antes, para evitar la Diada, el Debate del Estado de la Comunidad y la Ley de Consultas. Tratándose de un político tan hábil –aunque no tanto como sus vástagos, por lo que se ve- resulta curiosa esa sensibilidad exquisita para no entorpecer la prometida independencia cuando su caso ha sido un misil en toda la línea de flotación. Pujol es al soberanismo actual lo que Urdangarín al monarquismo post-Juan Carlos: una bomba puesta por gente de “dentro” sobre toda su argumentación.
Dicen algunos mal pensados que no es casualidad ese cerco de Hacienda sobre Jordi Pujol en vísperas del referéndum. Cuando quien lo defiende es un independentista, suena a discurso victimista, como si todo se redujera a la persecución españolista contra Cataluña. Sin embargo, no parece imposible esa conexión. Y yo diría que ni siquiera es inmoral, salvo que el Estado lleve tiempo conociendo las andanzas de los Pujol y haya esperado hasta sacarle el máximo rendimiento.
De cualquier forma, el problema no es la estrategia pérfida del Estado para desautorizar el soberanismo catalán. En todo caso será otro problema, pero el previo es la comisión de delitos por parte del “líder supremo” de la nueva Cataluña. Es verdad que resulta muy forzado vincular soberanismo y corrupción como hacen algunos interesados estos días pero no es falso lo dicho ayer por Montoro refiriéndose a que se les llenaba la boca diciendo “España nos roba” y quienes lo hacían eran de los suyos. Les sentará mejor o peor a algunos pero es una verdad como un templo. Y lo primero que deben aclarar es eso, porque la tentación de “perdonar” por su aportación a la construcción “del país” es demasiado grande y se verá en el propio Parlament cuando acuda a dar explicaciones. Esperemos que no se convierta, al final, en un acto de desagravio disculpándole a él y demonizando, de nuevo, a la España feroz que, no contenta con robar, persigue al que simplemente olvidó su deber para con Cataluña.