Suelen ser azarosas las ocasiones que tenemos de percatarnos de vivencias, matices o circunstancias de cualquier página de nuestra vida que pueden darnos pie a una reflexión personal consistente relacionada con el punto de partida. Cuando eso a mí me ocurre me planteo esporádicamente hacer un relato, coloquialmente “post”, que entrelace la parte inicial descriptiva de los hechos, o temáticas relacionadas, con las experiencias y sensaciones personales. Con ellos trataremos de ofrecer cierta información para algunos lectores, dejando en otros casos en el aire ideas o sugerencias para su posible reflexión abierta a todos.
Las cuestiones a plantear en un blog como éste, que trata sobre los retos del desarrollo neuronal de los niños en una sociedad cada vez más exigente, pueden ser múltiples y en ocasiones relacionadas entre sí, como corresponde con todo lo concerniente al neurodesarrollo, una temática a la que, como neuropediatra que soy, me siento muy próximo. Las preguntas y las inquietudes surgen simplemente con la observación de la vida de un niño o adolescente, cuya sola mirada hacia nosotros, o su presencia, nos hace plantearnos la necesidad de ahondar en el conocimiento del mundo en que se encuentran obligados a vivir, condicionados siempre por sus circunstancias personales de maduración cerebral y su interacción con el entorno social.
Temas como las dificultades de los aprendizajes, los trastornos madurativos de tipo cognitivo o motriz, la epilepsia, o el denominado trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), son frecuentes en muchos niños cuyo cerebro, contemplado desde el punto de vista anatómico, tiene una configuración normal pero que, a pesar de ello, presentan déficits de adaptación que debemos analizar para aprender estrategias que den respuestas a sus necesidades, pues no se ama lo que no se conoce. Hay problemas tan relevantes como el de los trastornos del espectro autista (TEA) de los que no se sabe todavía su origen a pesar de que su frecuencia sea tan alta que llega hasta el 1% de la población infantil. En aéreas como la de los déficits de atención e hiperactividad la frecuencia es del 5% de todos los niños, uno en cada aula escolar, ¿quién puede estar indiferente ante estas realidades?.
El planteamiento de un “post” ante una determinada temática para mí es como el de una obra sinfónica que se desarrolla sobre un tema principal, que se repite o insinúa a lo largo de la representación, y sobre el que se perfilan distintos matices relacionados que van dando cuerpo a los diferentes actos o reflexiones. Como en las melodías el tempo es a veces lento y otras abrupto, sobre el que reaparece esporádicamente el tema principal, acabando en ocasiones con un vibrante énfasis y en otras con un lánguido final que, como reacción, puede avivar sentimientos y consideraciones propias.
Vivimos muchas situaciones que si las analizamos pueden contener aspectos muy interesantes que multitud de veces nos pasan desapercibidas. Por ello, hay que aprender a mirar a nuestro alrededor ejercitando el percatarse de lo que hay tras lo que uno ve o mira. Hay que buscar el trasfondo humano y analítico de todo aquello que acontece, ahondando con sensatez y conocimiento tanto en las circunstancias de los personajes, por lo que representan, como en las personas en las que podríamos vernos reflejados. Analizando situaciones de la vida diaria como las referidas, a través del desarrollo de nuestros hijos, aprenderíamos a conocerlos más, mejorando nuestra interrelación con ellos y con su entorno.
En todo relato siempre debe haber un ánimo de intercomunicación desde el propio autor hacia sus lectores, en sentido multidireccional y sin intención predeterminada, dejando al albur el que quiera reflejarse o identificarse con el mismo, contemplando lo escrito como solaz información o como análisis de aspectos presentes en su propia vida o de su entorno. La pretensión de éste “blog” es analizar situaciones como las descritas, desde aspectos simples del comportamiento hasta actitudes normales o patológicas que puedan acontecer en la vida diaria de un niño o adolescente que, sin levantar la voz, llama en la puerta de los mayores. Procuraremos aportar información e ideas que abran perspectivas de razonamientos, promoviendo “en lo posible” reflexiones de quien esté en estas sintonías.