(Finalizar un periodo determinado, como el año que hoy acaba, supone la oportunidad de cerrar cuestiones previas, siendo en este caso lo relacionado por mi parte con senado español que motivó hacer la tribuna de opinión de hace unos días y que me permito reproducir para posibilitar su mejor difusión por la red. El propósito es seguir este blog con la línea enfocada a los temas del neurodesarrollo y aunque sea innegable la relación de las inquietudes políticas con el desarrollo de las funciones cerebrales superiores, la realidad muestra que en ocasiones parece pura coincidencia).
—-
—-
La superación de los objetivos que se plantean a lo largo de la vida suponen un refrendo positivo en la autoestima y propician acciones de continuidad para sucesivos afrontamientos. El acto del logro en sí mismo, referido a un objetivo concreto, condiciona un estímulo reconfortante que predispone a la superación de los siguientes retos. Da igual que la prueba exija un gran esfuerzo o se trate de un simple propósito, el caso es llevarlo a cabo. También puede ser que el objetivo se preste a una connotación negativa, pudiendo ser que esos logros sean ciertamente los más convenientes para intereses o intenciones posteriores.
Estas reflexiones vienen al caso con ocasión de las recientes elecciones al senado español, al que optaba como candidato por Ciudadanos (C´s), en el que se ofrecía por algunos partidos, como el que me postulaba, el objetivo dual contradictorio de manifestarse abiertamente en contra de la existencia de dicha cámara, pero a la vez presentando formalmente sus candidatos, incluso en algunos casos como en el nuestro tras la celebración de unas ejemplarizantes elecciones primarias.
La oposición al senado promoviendo su disolución era la respuesta a un sentir mayoritario de los españoles que entienden que es una cámara con unas funciones en entredicho, muy dependientes del parlamento español, y que en definitiva no parece rentable por el costo que representa. Otra cosa es que fuera una cámara de primera lectura cuyas decisiones fueran vinculantes, o que se transforme en una cámara de representación territorial cuyas determinaciones sean igualmente vinculantes para todos los españoles. Esto podría ocurrir bajo la discutible fórmula de un consejo de presidentes autonómicos, como defiende el Partido de los Ciudadanos.
Hay cuestiones de ámbito interterritorial como la problemática de las aguas o la equiparación de un sistema público sanitario unificado en todo el territorio español, sobre las que necesariamente tenemos que ponernos de acuerdo ejerciendo un grado de madurez y de consenso que sea beneficioso para la gran mayoría. Pero parece que una característica propia de los habitantes de esta península en la que habitamos es la tendencia a que se confundan las libertades particulares por encima de todo, con las limitaciones y los acuerdos que entre todos tengamos que alcanzar obligatoriamente para el mejor progreso como nación. Ese consenso que propició la constitución española del 78 debe reconsiderarse respecto al senado y sin que nadie se sienta ninguneado.
Respecto al planteamiento de las elecciones al senado por parte de C´s la cuestión no era hacer una pirueta de intenciones negativas sino que se demostró con hechos significativos como supuso el no distribuir ni buzonear las papeletas color salmón del senado, lo cual chocaba con la evidencia de que sí se mandaron la papeletas blancas de los diputados. Los votantes no sabían si era un despiste o una renuncia a presentarse, como se puso de manifiesto en muchas mesas electorales al acudir los electores con los sobres ya en la mano, pero de otras formaciones.
Estas circunstancias explican como de los 221.299 votantes que tuvo C´s en la provincia de Valencia, la media de votos que obtuvieron los tres candidatos de C´s fuera solo de 148.242 votantes, lo que quiere decir que únicamente un 66% del total de los votantes a Ciudadanos fueron consecuentes con las candidaturas que postulaba su partido. Esta cifra llama mucho la atención con el 94% de fidelidad de los votantes del PP a sus candidatos al Senado, y del 89% de los votantes de Compromís-Podemos. Se deduce con evidencias que los votantes de Ciudadanos asumieron la pasividad de su formación por la Cámara Alta.
Posiblemente hubiera sido más determinante no haber realizado antes unas elecciones primarias, zanjado a todas luces cualquier duda sobre si se querían o no senadores. Otra posibilidad era no presentar en la Junta electoral los listados de los candidatos, aunque éstos estuviesen ya confeccionados. El intríngulis se posponía hasta la propia campaña, pudiendo haberse dado durante la misma un gran golpe de efecto retirando de un plumazo todas las candidaturas al senado. Los resultados hubiesen sido iguales, pero como consecuencia de un mayor y manifiesto propósito voluntario.
Se aguantó el tipo hasta el final con una situación ambigua que tenía a muchos desconcertados, ya que los posibles senadores, que solo figuraban en el boato acompañante de los candidatos a diputados, implicaban la posibilidad de que por su visibilidad pudiesen también ser elegidos, a pesar de aplicarse en los gestos de los “tres monos sabios” representados en la escultura de madera situada sobre los establos sagrados del santuario de Toshogu (1636), al norte de Japón.
Algunos candidatos se las desearon para responder a duras penas a las sarcásticas preguntas de los más sagaces de turno para que explicasen cómo se presentaban a las elecciones de una cámara a la que su propio partido rechazaba de plano. Unos se hacían invisibles como podían y otros con más ímpetu acertaban a decir que irían al senado tratando de aniquilarlo desde dentro, ejerciendo de troyanos destructores.
En todo caso fué tal la asertividad contra el senado que no salió elegido ningún senador de C’s en toda la Nación, en consonancia con la oposición demostrada. Veremos si los que entren apuestan por el sentir de muchos españoles de que supriman o transformen el senado, en sintonía con el noble gesto de los que fueron los primeros en ignorar abiertamente a esa cámara, estando de antemano fuera de ella antes de que sea eliminada o reconvertida, empezando por su composición. Al respecto no tiene sentido que el 75% de los senadores electos por Valencia, tres de cuatro, sean nuevamente del Partido Popular que en las elecciones de esa provincia consiguió solo el 31.3 % de los votantes. Comparándolo con el Congreso de los Diputados, ese 75% referido contrasta con el 33% de diputados obtenidos en esa circunscripción. Estas discrepancias chirrían, se mire por donde se mire, y ya no digamos a nivel nacional donde dicho partido tiene actualmente la mayoría absoluta de la cámara del senado y por contra solo ha obtenido el 28.72 % de los votos emitidos en la elecciones generales en toda España.
Sobre las anteriores consideraciones viene al caso citar nuevamente a Groucho Marx cuando decía: “nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”, debiéndose entender todos estos comentarios de opinión personal como reflexiones que apoyen positivamente los futuros afrontamientos para seguir firme en los anhelos que supongan que el cambio sensato e ilusionante de Ciudadanos llegue a todos los rincones.