Cuando las decisiones corresponden a otros lo que toca esa opinar aportando reflexiones que uno crea positivas. La cuestión que planteo es que la situación actual parece muy inquietante por lo incierto que se presenta el futuro, habida cuenta que el máximo representante de nuestro sistema democrático actúa contradiciendo lo que promete y eso, por sentido común, da sensación de inseguridad.
Para el futuro inmediato ya no hay duda que nos preguntaremos.. ¿será cierto lo que prometen los políticos o determinados políticos?.. es evidente que, cada vez más, la respuesta es un no. Lo que desafortunadamente ya sorprende a todos es que alguien cumpla lo que prometió electoralmente, que por ello tenga un descalabro electoral y consecuentemente vaya y dimita de todo. Lo nunca visto por su ejemplaridad, aunque todavía haya mentes obtusas que se atrevan a criticarlo.
El todo vale para llevarse el gato al agua se ha instaurado y ya nada nos va puede hacer confiar. Votadme con lo que os prometo y yo haré luego lo que me interese para gobernar. Y uno se queda con cara de que le han robado la cartera sabiendo además que de nada vale ir a la policía.
Estamos ante un sorprendente cambio de régimen, que no de gobierno. Que ello sea posible en sus últimas consecuencias va a depender de que nuestra dependencia política de Europa y sobre todo económica, se lo consienta. Por las bravas nos empobreceremos todos. Totalmente impredecible el futuro, así que efectivamente el horizonte es inquietante.
Es preocupante que las decisiones puedan ser tomadas bajo prismas ideológicos sobre los cuales ni se han votado ni sabemos a ciencia cierta cuáles son. Las consecuencias pueden ser que se ejerza el poder de forma subjetiva y partidista, primándose aquello de las filias y las fobias, sin atender a la mayor efectividad de potenciar la meritocracia, el esfuerzo y la eficacia en consolidarnos como un pueblo responsable donde prime la responsabilidad y la eficacia en el trabajo bien hecho.
Para ello es necesaria la mayor eficacia en la transparencia que eviten los nepotismos de siempre, vengan de donde vengan. La preocupación e incertidumbre es que de nuevo se potencien sobre todo las personas y las actuaciones de los que compartan determinadas ideas principalmente fundamentalistas, dejando de lado la eficacia objetiva y lo que interesa al mejor futuro y bienestar general de la población.
El riesgo es querer a toda costa darle la vuelta al calcetín y querer que todo cambie tal vez para que al final todo siga igual, es decir los mismos perros con diferentes collares. Espero que no, pero la situación actual me inquieta y por eso hay que decirlo, para llamar la atención preventivamente.