Sonriendo está el infante
no se sabe a quién atiende,
mirando con ojos dulces,
nadie imagina que siente.
Ahora viene a tu regazo
sin aparente contento
portando calor de un niño
que necesita tu aliento.
Coge un juguete, sin verlo,
lo huele y llega a chupar,
mueve las ruedas del coche
sin ruido ni hacerlo rodar.
De pronto se enoja mucho
sin un motivo evidente,
no conocemos la causa
que tergiversa su mente.
La alegría es ostensible
con emoción desbordante,
mueve sus gráciles manos
con aleteo inquietante.
No pide cosas hablando,
sus manos te han de llevar
a las tuyas como guía ,
de lo que quiere alcanzar.
Dime algo criatura
más allá de ese tu gesto,
que se nos encoje el alma
sin saber que llevas dentro.
Tanta ciencia y más esfuerzos
sin lograr un despertar
pero haremos lo indecible
para poderte integrar.